domingo, 12 de junio de 2011

¿Por que tenemos tanto miedo? // Marcos 4:35-41


Durante los últimos diez años, ¿cuáles han sido algunos de tus momentos decisivos?

Esta semana me topé con la página web: Listverse.com, la cual contiene listas de los diez mejores en diferentes categorías. Ahí encontré un artículo acerca de los momentos más decisivos en los últimos diez años.

Por ejemplo, en el ámbito de la literatura, para aquellos de ustedes que les encanta leer, se puede pensar solo en un libro (o una serie de libros): HARRY POTTER. En 1997, J. K. Rowling era una autor desconocida tratando de conseguir que su libro fuese publicado. Hoy es la única autor multimillonaria en el planeta tierra. Ella cambió la cara de la literatura infantil de toda una generación.

En el mundo de la música, el momento decisivo no fue un artista o un estilo de música, sino más bien una tecnología. A pesar de que Steve Jobs no inventó el reproductor de mp3, lo que cambió la cara de la música fue Apple cuando se lanzó en octubre de 2001 el "iPod". Si usted fuera de otro planeta y viniera de visita a la tierra, usted podría pensar que los adolescentes en Estados Unidos nacieron con unos tapones en los oídos conectados a un iPod.

Si hablamos de tecnología, hay una palabra viene a la mente: FACEBOOK. Este fue creado por un joven estudiante de Harvard como la intención de ser una red social para estudiantes universitarios; la cual, h
oy en día, ha cambiado la imagen de la comunicación. Por ejemplo, la radio tardó 38 años para llegar a 50 millones de oyentes. En nueve meses, Facebook alcanzó los 100 millones de usuarios y hoy conecta a mas de 500 millones de usuarios en todo el mundo!

Viendo en el lado desagradable, ¿cuántos de nosotros podríamos olvidar la madrugada del 11 de septiembre de 2001? El ataque a las Torres Gemelas de Nueva York y a el Pentágono en Washington, ha sido el momento decisivo para esta generación en USA, al igual que el ataque a Pearl Harbor, lo fue para la generación anterior.
Aquellos de nosotros que lo hayamos vivido podemos decir con gran detalle donde estábamos y lo que estábamos pensando en ese día. Desde entonces nuestro mundo nunca ha sido el mismo. Incluso hoy en día, hay hombres y mujeres jóvenes están en Afganistán luchando la guerra contra el terrorismo.
¿Qué hay de nuestra vida personal?, ¿cuáles han sido los momentos mas decisivos? Para algunos de nosotros, los momentos decisivos comenzaron con nuestro primer día en la primaria, secundaria, preparatoria o la universidad. Tal vez el momento decisivo fue al recibir el diploma en la graduación.

Para algunos de nosotros los momentos decisivos son ocasiones felices, como el momento en que dijimos "Si, acepto" en la presencia de Dios y nuestros amigos, o el momento en que se recibe el primer hijo en los brazos.

Para otros de nosotros, el momento decisivo puede estar relacionado con tristeza. Tal vez el día que el padre se fue de casa y nunca regresó. El día que la esposa murió en nuestros brazos. Fue el día en que fuimos llamados a la oficina del supervisor y fuimos despedidos. Fue en la oficina de un doctor cuando con rostro sombrío, dijo, "tienes cáncer." O tal vez el día en que en un parpadear estábamos en medio de un accidente que cambió nuestra vida para siempre.

Cuando reflexionaba en mi vida recordé algunos momentos importantes. Recuerdo el miedo que llenó mi corazón cuando me paré sobre la tumba de uno de mis mejores amigos, el cual murió de cáncer.
Su muerte me llevó justo a los pies de Jesús.

Puedo recordar la primera vez que toque la mano de mi esposa, Robyn, en la clase de psicología en Baylor. Puedo recordar cuando era un ministro de jóvenes en la Gateway Baptist Church en Waco, Texas, cuando llegue a la Escuela Dominical y ni un solo joven se presentó. Yo era un ministro de jóvenes sin jóvenes. Al día siguiente fui con mi pastor E.J. Culp a renunciar por haber fracasado, y él sonrió y me dijo que no aceptaría mi renuncia porque creía en mí.

He encontrado a menudo que en los momentos mas difíciles de la vida puedo experimentar el poder y la presencia de Dios en las formas más poderosas y personales. Con esto en mente, t
omemos un paseo en barca con Jesús y sus discípulos. En Marcos 4, encontramos a Jesús al final un largo día de enseñanza. Mientras la noche llega, El invita a sus discípulos al barco, y a cruzar al otro lado. Ellos ni se imaginaban que este corto viaje en la barca cambiaría sus vidas y que experimentarían a Jesús de una manera literalmente extrema.
Fijemonos bien en esta historia, creo al terminar de estudiarla, usted se verá ahi, en la barca con Jesús.

35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado.
36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas.
37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba.
38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?
39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.
40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?
41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?
Como lo hemos señalado anteriormente, el evangelio de Marcos fue escrito probablemente a través de los ojos de Pedro. Pedro era un pescador. Era un hombre de mar. Él era un marinero retirado, pero en este día, él y sus amigos pensaron que había llegado su fin. Ellos pensaban que iban a ser tragados por el mar y que nunca mas iban a saber de ellos.
Marcos señala que era de noche. El sol se ponía, y Jesús llamó a sus discípulos a unirse a él en un viaje a través del mar de Galilea. Él dijo: "Pasemos al otro lado." Una orden sencilla, pero no mal interpretemos el significado de la misma. Los discípulos navegaron directo a la tormenta siguiendo la orden de Jesús. Esta tormenta no fue creada por su desobediencia. Fue un acto de obediencia, fe y confianza lo que los llevo a esta situación.

Si pensamos que seguir a Jesús significa que todo es color de rosa, entonces no conocemos muy bien a Jesús. Marcos está tratando de decirnos en términos prácticos que
Jesús no nos protege de las tormentas sino a través de las tormentas.

Hace un año, cuando Dios nos llamó a servir en la ciudad de El Paso, TX, no sabíamos en lo que nos estábamos metiendo, pero desde los primeros momentos en nuestro llamado sabíamos que iba a haber días difíciles.
Hicimos memoria, y recordamos que fueron las palabras de Moisés hacia Josué las que Dios usó en nuestra vida para llamarnos a El Paso. Moisés dijo a Josué: "Esfuérzate y se valiente." Más adelante agregó, "no temas ni desmalles." Uno no necesita fuerza y coraje para las vacaciones, pero si lo necesitamos para las líneas en frente de batalla. Las ordenes de “no tener miedo” no son para las playas de Hawai, sino para los que estan en la batalla. El seguir a Jesús no es para los débiles de corazón: es para los hombres y mujeres con coraje y valor.

Sin embargo, en esta tarde, los discípulos no sabían lo que les esperaba. El Mar de Galilea, era famoso por sus tormentas sorpresa. Debido a que esta asentado en un valle, los vientos pueden venir de repente y cambiar el mar calmado en una tormenta. Al parecer, eso fue lo que pasó aquella noche en la oscuridad.

Marcos señala que un vendaval furioso o tormenta de viento azotó el mar. Los vientos y las olas comenzaron a golpear el barco llevándolo de un lado a otro. A medida que la tormenta arreciaba, los discípulos comenzaron a entrar en pánico. Mientras trataban desesperadamente de salvar sus vidas, Marcos señala que Jesús está dormido en un colchón en la popa de la embarcación. Su colchón era probablemente un saco de arena de los que se utilizaban como lastre. Este lugar, en la parte trasera de la embarcación, estaba reservado para los invitados de honor. Es evidente que Jesús estaba agotado después un largo día de enseñanza y predicación. Se había quedado tan profundamente dormido, que dormía durante la tormenta. La predicación es muy demandante. De hecho, se han hecho estudios de los predicadores y estos estudios han revelado que la mayoría de los predicadores agotan su adrenalina mientras estan hablando. Este aumento en nuestra adrenalina inspira nuestro hablar, pero también tiene un efecto secundario. Al final del día, cuando la adrenalina se ha ido, el predicador esta bastante agotado y desgastado. Podríamos sugerir que esto le había sucedido a Jesús. Él estaba agotado y exhausto. Además, no tenía miedo de la tormenta porque El sabía que iban a llegar al otro lado, pero los discípulos no lo creían asi.

En medio del alboroto, los discípulos despertaron a Jesús con una pregunta sorprendente: "Maestro, ¿no te importa que nos ahoguemos?" En otras palabras, ¿cómo puedes dormir mientras estamos luchando por nuestras vidas? ¿No te preocupas por nosotros? En base a lo que esta sucediendo, esta no fue una petición de un milagro: era más bien motivo de compasión y preocupación. Observe el título que usaron cuando hablaron con El. Ellos no lo llaman "Rabino" o "Señor", sino simplemente "Maestro". En su angustia, simplemente querían que el maestro sufriera junto con ellos. En un instante se darían cuenta de que Jesús era mucho más que un poderoso maestro: se darían cuenta de que era el mismo Dios hecho hombre.

Me temo que a veces sólo queremos que Dios sufra con nosotros, en lugar de recurrir a él en fe para que responda ante las tormentas que azotan nuestras vidas. Tenemos una mentalidad de víctimas. Creemos que estamos destinados a sufrir, y no queremos sufrir solos, queremos que Jesús sufra con nosotros.
Pero recordemos que Jesús los envió a la tormenta. El Maestro no habia terminado de enseñar ese día, aun a pesar de que estaba profundamente dormido en medio de la tormenta, todavía habia mas.
Jesús se levantó y reprendió al viento. Marcos no nos dice lo que Jesús le dice al viento, pero las olas le dijo: "Calla, enmudece." Al instante, se calmó el viento y las olas se detuvieron en seco y se convirtió en un mar de cristal. En cuestión de un instante, la tormenta se convirtió en algo silencioso y quieto.
Recordemos que Marcos cuenta esta historia a través de los ojos de Pedro. Pedro era un marinero retirado. Pedro sabía que él estaba parado frente a alguien que tenía poderes más allá de lo que podía imaginar.

David Pascoe es un veterano marinero que instruye a la gente a navegar disfrutando la belleza y enfrentando los peligros del mar abierto. Hace poco leí un artículo que escribió sobre "como navegar aguas agitadas." En el artículo, el autor confesó que en algún momento tomó un riesgo innecesario durante una tormenta.
Él escribió:

“¿Por qué sucedió todo esto? Les diré: ignoramos las advertencias de clima inestable (una depresión tropical se estaba desarrollando sobre nosotros) y no estabamos prestando atención a lo que estaba pasando con el clima a nuestro alrededor. Teníamos que haberlo visto venir (o desarrollarse) y terminar nuestra pesca pronto. Sin embargo, nos quedamos 15 millas mar adentro y nos fue bastante mal, pero bueno, aprendimos una valiosa lección en el proceso: la Madre Naturaleza tiene todas las cartas.”

Sospecho que Pedro pudo haberse identificado con la observación de David. En el mar embravecido, la mayoría de los navegantes saben que "la Madre Naturaleza tiene todas las cartas." Sin embargo Pedro aprendió una lección acerca de Jesús en aquella noche. La madre naturaleza podra tener todas las cartas, pero Jesús decide cual carta se juega. Jesús está a cargo.

Jesús rompe el silencio. Marcos nos señala: "dijo Jesús a sus discípulos." Aqui vemos al gran Maestro que no había terminado con las lecciones del día. Jesús los había enviado a propósito a la tormenta para colocarlos en momento decisivo en sus vidas, iba a enseñarles una lección que jamás olvidarían. En ese momento Jesús concentró su atención en "sus discípulos", su círculo social: los que habían dejado todo para seguirlo. Si queremos estar en el círculo social, escuchemos con atención lo que dice Jesús.

Jesús se enfrenta a sus discípulos diciendo: "¿Por qué estáis así amedrentados?" Notemos que Jesús no dijo ¿Por qué estabais así amedrentados?, en pasado, sino más bien, ¿Por qué estáis así amedrentados?, en presente. Notemos también que después de que Jesús calmó a la tormenta, Marcos señala que los discípulos seguian "aterrorizados". Jesús dijo, "¿por qué estan aterrorizados o temerosos?", Pedro le dijo a Marcos la verdad: estaban aterrorizados. En medio de la tormenta ellos tenían miedo del viento y de las olas.
Tenían miedo porque que estuvieron a punto de morir.

Entonces, siendo realistas, ¿tendríamos todos que vivir en miedo?: temiendo a las circunstancias incontrolables que nos rodean, o temiendo al que nos tiene en la palma de su mano. En esencia, Jesús está preguntando, ¿por qué tienen miedo?
¿Por qué tienen miedo en la tormenta cuando saben que estoy en el barco? ¿O, por qué tienen miedo de mí?: acabo de salvar sus vidas, he venido a salvar sus vidas. Los amo.

La gente más saludable, osea las personas que están enteras, son los que no le temen al mundo que los rodea.
Ellos no temen a las circunstancias incontrolables de sus vidas. Es decir, la gente saludable teme a Jesús. Es fácil darnos cuenta de que ellos se sienten seguros en las manos del que los creó y los ama.

Después, Jesús tocó el tema de la fe diciendo: "¿Cómo no tenéis fe?" Jesús cuestionó su fe y confianza en él.
En esencia les pregunta, "¿Por qué no confían en mí?" "¿Qué tengo que hacer para que crean en mí?" En medio de la tormenta, los discípulos se olvidaron de aquel al que realmente deberían temer. Se olvidaron de que a bordo del barco venia aquel que con una sola palabra echaba fuera demonios, sanaba a los enfermos, aquel que les acababa de dar una probadita de los misterios del Reino de Dios.
Los traductores de la Biblia NVI, bien usan la palabra "aún" dentro de la pregunta. "¿Por qué aún no tienen fe?" Después de todo lo que he hecho por ustedes. Después de todo lo que les he mostrado, ¿por qué todavía no creen; por qué aún no tienen fe?

En esa noche oscura Jesús desafiaba a sus discípulos a que confiaran en él, creyeran en él, pusieran su fe en él, pero lamentablemente entraron en pánico.
La mayoría de nosotros también tendemos a entrar en pánico en vez de tener confianza.

En 1940, CS Lewis escribió el libro "The Problem with Pain" en el tiempo de la Segunda Guerra Mundial. Durante su peregrinación espiritual, Lewis paso de ser un ateo a un creyente en el Señor Jesús. En su libro "The Problem with Pain" el aborda el viejo tema del sufrimiento en el mundo. Si Dios es amoroso y tan bueno, entonces ¿por qué permite que sigamos sufriendo? Al leer las páginas de este libro, veremos los argumentos de un creyente firme: un hombre de valor y de fe.

Ahora, adelantemonos hasta 1960, después de la muerte de su amada esposa Helen Joy, Lewis escribió un libro titulado, "
A Grief Observed." Este libro, en contraste con su trabajo anterior, no estaba escrito por un erudito intelectual tratando los grandes problemas del mundo. No, en "A Grief Observed" uno encuentra a un ser humano, luchando, con un corazón roto y lleno de dudas. Una cosa es escribir sobre los sufrimientos de los demás, y otra muy diferente es tener que abrir tu propia alma y escribir caminando por el valle de sombra de muerte.
En este libro, uno puede sentir su dolor. Lewis se sentía como si Dios no sólo le hubiera cerrado la puerta en las narices, sino que también le cerro con candado. Lewis se sentía excluido: como si a Dios no le importara. Era exactamente como cuando los discípulos trataban de despertar a Jesús diciendo: "¿No te importa que nos estemos ahogando?"

En medio de su tristeza y su dolor, Lewis hace una observación, escribiendo casi
como Job:

Cuando le hago estas preguntas a Dios, no obtengo respuesta. Sin embargo, no es como que "No responde". Osea, no se siente como una puerta cerrada. Es más como una mirada en silencio, pero compasiva. Como si Él moviera la cabeza, no en la forma negativa, pero asi como que evitando la pregunta. Como diciendo: "Tranquilo hijo, tú no entiendes."

Al final, Lewis se dio cuenta de que la puerta no estaba cerrada con candado, ni siquiera estaba cerrada.
Dios no se esconde ni esta distante. Él estaba allí en el barco. Su "no responde" no era en realidad "no" después de todo. Más bien, el Padre Celestial estaba simplemente diciendo: "Tranquilo hijo, tú no entiendes."

En esa noche oscura en el mar, los discípulos no entendían.
No entendían quien compartia el bote con ellos. No entendían que mientras Jesús estuviera a bordo no se iban a ahogar, no se iban a hundir. Estaban mas seguros que nunca porque Jesús estaba con ellos, porque esos vientos y olas que parecían tan amenazantes obedecían al sonido de su voz.
¿Estamos frente a un momento decisivo en la vida? ¿Estamos tratando de navegar en la tormenta? ¿Parece que nuestra vida está en las manos crueles del destino? Demonos cuenta que nuestra vida está en las manos de Jesús.
Marcos concluye su descripción de un destello de poder y majestad de Jesús con estas palabras: "Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?"

Seria inteligente de nuestra parte el analizarnos haciéndonos las siguientes preguntas.
¿Quién es éste? ¿Quién es Jesús? ¿Es tan sólo un gran maestro y filósofo? ¿O Él es verdaderamente el hijo del Dios viviente? Mira las evidencias: “hasta el viento y el mar le obedecen!"

¿Que es lo que nos produjo miedo el dia de hoy? ¿Que es lo que nos mantuvo despiertos durante la noche esta semana? ¿Qué estabamos tratando de olvidar el fin de semana cuando bebimos esa cerveza extra o cuando nos tomamos esa pastilla? ¿Esta Jesús a bordo? Si es así, no tengamos miedo: Jesús va a cuidar bien de nosotros, El te llevó a la tormenta y El te va a sacar de ella. No se nos olviden las palabras de David: "Aunque ande en valle de sombra de muerte". Quiere decir que vamos a caminar por el valle y no vamos a tener miedo porque "tu estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento."

Permítanos concluir con las palabras del Salmo 107:

28 Pero en su angustia clamaron al Señor, y él los sacó de la aflicción;
29 convirtió en brisa la tempestad, y las olas se calmaron.
30 Al ver tranquilas las olas, se alegraron, y Dios los llevó hasta el puerto deseado.
31 Den gracias al Señor por su amor, ¡por lo que hace en favor de los hombres!

¿Nos suena como a alguien conocido? Parece que es Jesús! Entonces ¿por qué tenemos tanto miedo? ¿Todavía no tenemos fe? Entonces, pongamos nuestra fe en Jesús!