sábado, 28 de julio de 2012

Momento Decisivo // Marcos 8:27-38

En la preparación de una persona que desea ser científico y tener una carrera académica se requiere estudiar un doctorado. Durante los estudios avanzados de doctorado llega el momento en el que se tienen que presentar unos exámenes conocidos como los "calificadores". Estos exámenes se presentan para mediados de los estudios doctorales para demostrar que el estudiante o alumno tiene la habilidad y conocimiento vasto y amplio como para impartir cátedra en dicha todas las materias de su área de conocimiento. De no aprobar los exámenes, el estudiante no podrá continuar con su preparación académica y será expulsado de la universidad.

Unos hombres que decidieron ser estudiantes o alumnos, y que fueron conocidos como "discípulos", habían decidido seguir a Jesús para aprender de él. Pero este día en particular me parece que Jesús ha decidido ponerle un examen "calificador" a sus discípulos. Quería ver lo que había aprendido al haberle seguido durante todo este tiempo.

Veamos el examen calificador y las calificaciones obtenidas.

[27] Salieron Jesús y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?
[28] Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas.
[29] Entonces él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo.
[30] Pero él les mandó que no dijesen esto de él a ninguno.
[31] Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días.
[32] Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle.
[33] Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: !Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.

Usted notará que en el versículo 27, Marcos dice que mientras Jesús estaba "en el camino", y no esta muy claro de primera vista hacia donde se dirige. En este punto, en el Evangelio, el rumbo de la historia está a punto de cambiar drásticamente. Hasta este punto, Jesús ha experimentado la popularidad, pero en los próximos capítulos los ánimos van a cambiar. Jesús se dirige su atención a la cruz... "en el camino" a su muerte; pero se detiene y le hace una pregunta a sus discípulos.

"¿Quién dicen los hombres que soy yo?"

Jesús decide hacer una encuesta entre sus discípulos ahí en plena calle. En respuesta, los discípulos le contestan: "Juan el Bautista", debido a que algunos (como Herodes por ejemplo) pensaban que Juan el Bautista había resucitado de la tumba. Otros decían: "Elías", porque fue uno de los profetas más poderosos y venerados en Israel. Otros no sabían quién era, pero todos sabían que era un profeta enviado por Dios. El día de hoy sería como comparar a Jesús con Billy Graham, Rick Warren, o Charles Stanley. No son malos pero, francamente, no son lo suficientemente buenos. Las personas consideraban a Jesús como alguien bueno, pero no como el Mesías o Dios mismo.

El día de hoy pasa algo similar. A Jesús se le considera uno de los más grandes maestros morales de todos los tiempos. Se le considera uno de los grandes líderes religiosos que han caminado sobre la tierra. Pero eso es todo. Sin embargo, Jesús dijo de sí mismo, "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí!" Suena como si fuera una solución muy angosta y tal vez lo es, pero también es lo suficientemente ancha para todos.

Ahora, Jesús vuelve su atención a la verdadera pregunta del día. Y les dice: "¿Y ustedes, quién decís que soy yo?" Vera usted, en realidad, no importa mucho lo que otros piensan acerca de Jesús, porque su relación con Dios no se basa en las opiniones de otros. Jesús quiere saber lo que usted piensa acerca el particularmente.

Pedro tomó la iniciativa y dijo: "Tú eres el Cristo"... el Mesías... el ungido. Durante siglos, los Judíos habían estado anhelando y orando por el Cristo... por la venida del Mesías que los libertaría. Tal vez Pedro soñaba con el "Hijo de David", que vendría a restaurar la imagen gloriosa del pueblo de Dios y echaría fuera a los romanos. Así que cuando Pedro declaró: "tú eres el Cristo", declaró su absoluta fe y confianza en Jesús. Tú eres el único que tiene el poder y la autoridad para hacernos libres. Tú eres el ungido y enviado por Dios para cambiar el mundo y quiero estar ahí contigo cuando todo suceda.

Esta declaración era cierta. Jesús era el Mesías. Él era mucho más que un buen maestro... él era el Cristo... él era el hijo del Dios viviente. Mateo nos dice que Jesús felicita a Pedro por su observación y revela que sólo con la ayuda de su Padre celestial Pedro pudo conocer esta verdad.

Ahora, el todo estaba listo para que Jesús revelara el misterio de su misión. Dado que ellos creían que él era el Mesías, Jesús quiso revelar el verdadero alcance de su misión.

Después de la declaración de Pedro, Jesús comenzó (vea verso 31) a "enseñarle" a sus discípulos que "el Hijo del Hombre debía sufrir." Este título de "Hijo del Hombre" significaba que Jesús era mucho más que un ser humano. Era un nombre simbólico para el Mesías. Y en la emoción Pedro y los demás fueron sorprendidos por Jesús cuando dijo que “tenia que sufrir”. No puede ser, el Mesías que todos esperamos no termina sufriendo; Él viene como nuestro héroe, no como un hombre débil. Jesús añade, "y va a ser rechazado por los ancianos, sumos sacerdotes y maestros de la ley." Es decir, que aquellos que deberían confirmar su estatus de Mesías lo iban a desacreditar; para los discípulos fue inaudito.

Para empeorar las cosas, añade "que él debe ser muerto." Hay que matarlo. Hagamos una pausa por un minuto, y profundizar en este punto. ¿Por qué Jesús DEBE ser asesinado?

Vera usted, de acuerdo a la lógica de los discípulos y mucha mas gente, dado que el Mesías iba a ser un descendiente de David, no podía ser asesinado porque David no murió a manos de sus enemigos. No, él mató a sus enemigos. Si el Mesías iba a ser igual que David, entonces ¿por qué Jesús esta hablando de la muerte? Ellos estaban buscando un héroe conquistador para liberarlos de Roma, pero Jesús vino a ser un héroe conquistador que iba a dejarlos en libertad de ellos mismos... dejarlos en libertad para ser ellos mismos... dejarlos en libertad gracias a su muerte y resurrección.

Para que Jesús fuera el Mesías tenía que ser ejecutado... tristemente asesinado a manos de los mismos que deberían haberle adorado y servido pero no lo hicieron. La declaración "debe sufrir" creó una tormenta en los corazones y las mentes de los discípulos.

Jesús cierra diciendo, "y después de tres días... resucitar." Cuando usted este parado al el pie de la cruz no se olvide de la tumba vacía. Son las dos caras de una misma moneda. No puede tener uno sin el otro. La cruz es esencial para entender la magnitud de la resurrección.

De hecho, Pedro, el que contestó la primera pregunta, decidió que tenía que hacerle entender a Jesús quién era Él realmente. Obviamente, Él no necesita su opinión. Y usted se dará cuenta de que Marcos dice que Pedro "llevó a Jesús aparte y lo reprendió." Wow, qué tonto. ¿Qué estaba fumando Pedro? ¿Como se le ocurre "reprender" al Mesías? Pedro no quería permitir que Jesús echara a perder sus planes.

En respuesta Jesús le dice a Pedro "¡Quítate de mi vista, Satanás!". "No te estas fijando en las cosas de Dios, sino en las de los hombres." En este momento crítico, Satanás había aprovechado la oportunidad y ahora estaba usando un discípulo de Jesús como peón.

Jesús quería que Pedro abriera los ojos y que no se conformarse con un reino terrenal cuando pudiera fijar sus metas hacia el Reino de los cielos.

Es fácil para nosotros permitir que las cosas de este mundo eclipsen y oculten las cosas de Dios. Deseamos conformarnos con cosas en lugar de tener un Salvador. Pero Jesús no va a dejar que cometamos ese error fatal. Él nos va a enfrentar, porque Él nos ama.

Entonces, ¿cómo respondió Pedro a este desafío? Yo creo que Jesús da la respuesta en el siguiente estudio. La próxima semana vamos a profundizar esto, pero no podemos terminar esta historia sin leer estas palabras de los labios de nuestro Maestro. Él dijo:

[34] Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
[35] Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
[36] Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
[37] ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
[38] Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Jesús llama a las multitudes ya sus discípulos a cargar una cruz... a morir con el... a perderlo todo. Cierra diciendo SÍGUEME.

¿Cómo vamos a responder? ¿Nos conformaremos con un reino terrenal, cuando Jesús murió y resucitó para que se viva desde adentro hacia afuera. Él quiere que usted viva plenamente. Quiere transformar su corazón. Él quiere librarte del pecado. El camino es simple, pero difícil. ¿Estamos dispuestos a negarnos a nosotros mismos? ¿Estamos dispuestos a tomar su cruz y morir? ¿Estamos dispuestos a seguir a Jesús donde quiera que el nos lleve? Espero y oro para nuestra respuesta sea SÍ... un rotundo sí.

sábado, 21 de julio de 2012

Abre Mis Ojos // Marcos 8:22-26

Una de las mejores cámaras que usted puede conseguir en estos dias puede venir con un buen lente para enfocar los objetos con buena precision. Puede venir con un sensor de fotones muy bueno y una apertura bastante buena. Podría ser de alta resolución, de aproximadamente 15 mega-pixeles. Usted puede conseguir una de estas cámaras por alrededor de 200 dólares. En contraste, el ojo humano tiene la retina, la córnea y el iris que controlan la absorción de fotones, apertura, la exposición, e incluso puede percibir hasta 576 mega-píxeles; un transplante de ojos puede costar hasta 15,000 dólares, además de los tratamientos, y además del precio del ojo. Por eso hay un dicho mexicano que dice "me costó un ojo".

Esta mañana vamos a ver una historia sobre la vida de Jesús que narra cuando sanó a un ciego en la pequeña aldea de Betsaida. Antes de leer la historia quiero que recordemos el contexto de esta historia, porque sospecho que Marcos situó estratégicamente esta historia para hablar no sólo a nuestra condición humana (física), sino también a nuestra condición espiritual.

Inmediatamente antes de esta historia Jesús reprendió a sus discípulos por su ceguera espiritual. Él les reprendió por su incapacidad de ver la realidad ante sus ojos. Jesus les dijo, "¿Tienen ojos, pero no ven? ¿Tienen oídos pero no oyen?", Concluyó diciendo:" ¿Todavía no entienden?" En este momento la historia continue y ahora nos encontramos con Jesús en Betsaida con el ciego.

Por otro lado, inmediatamente después de esta historia, Jesús les pone a sus discípulos un "examen parcial", por así decirlo. Él les preguntó directamente "¿Quién decís que soy yo?" Pedro, el apóstol, exclama: "¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente." Los ojos de Pedro se han abierto y confesaba todo lo que Jesús era realmente.

Con esto en mente, echemos un vistazo de cerca a esta historia. Marcos escribió:

[22] Llegaron a Betsaida, y le trajeron un ciego y le rogaron que lo tocara.
[23] Tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: ¿Ves algo?
[24] Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero los veo como árboles que caminan.
[25] Entonces Jesús puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y lo veía todo con claridad.
[26] Y lo envió a su casa diciendo: Ni aun en la aldea entres.

Jesús se encuentra en la pequeña aldea de Betsaida. En esta ocasión, un grupo de amigos traen a Jesús un hombre que es ciego. La historia no nos dice si él era ciego de nacimiento, o si perdió la vista debido a alguna enfermedad o alguna lesión. Sin embargo, se deriva de los detalles que debe de haber podido ver antes, porque cuando su vista fue parcialmente restaurada dijo que vio "hombres caminando como árboles." Si él nunca había visto antes, entonces él no podría saber la diferencia.

Una vez más Jesús trató a un hombre con gran consideración y compasión. Él lo lleva lejos de las multitudes, donde ya no es un espectáculo para aquellos que les gusta curiosear. Quería tener cara a cara a este hombre en privado. Una vez que encuentran un lugar apartado, tranquilo, Jesús escupe y toca los ojos. En el mundo antiguo mucha gente ponía su fe en el poder curativo de la saliva. De hecho, incluso en el mundo moderno también tenemos la misma confianza. ¿Cuántos de nosotros no creíamos que un beso de nuestras madres nos podría aliviar el dolor de un golpe o raspadura? ¿O cómo cuando usted se golpea o quema un dedo se lo pone en la boca para calmar el dolor? De la misma manera Jesús usó una creencia común para realizar la curación.

Jesús ungió los ojos del ciego con su saliva, y sondeó al hombre con la pregunta "¿Qué ves?", Contestó el hombre, "veo a la gente... se ven como árboles que caminan." En otras palabras, puedo ver pero no puedo dar sentido a lo que veo. Ya no soy ciego, pero tampoco tengo una visión clara.

Una vez más Jesús aplicó saliva a los ojos del hombre, y Marcos registra gráficamente lo que sucede: "Entonces sus ojos se abrieron, su vista fue restaurada, y lo veía todo con claridad" En lugar de utilizar una palabra para describir la curación, Marcos se describe la curación con tres palabras poderosas.

En primer lugar, dijo, "sus ojos fueron abiertos" o, literalmente, “levantó los ojos y podría enfocar su vista en objetos distintos." A esto añadió: "Su vista fue restaurada", literalmente, podía ver a la distancia, en nuestra terminología tenia visión "20 x 20". No hay más confusión en su vista. No hay más sombras o puntos ciegos. Él podía ver. Marcos añade que no sólo podía ver, pero "lo veía todo con claridad" o claramente incluso a distancia. Su mundo se presentó ante él con colores brillantes y llamativos. Su oscuridad, fue reemplazada por la belleza del universo, con todo su color y vitalidad.

De la mano de Jesús, este hombre dejó la oscuridad eterna, y pudo percibir el mundo brillante, la vida, y los colores. Sus ojos se abrieron y su mundo se había transformado.

También Jesús estaba enseñando una "parábola viviente" acerca de nuestra propia ceguera espiritual y cómo solo Él puede abrirnos los ojos para ver.

La historia de esta curación está situada justo en el medio de dos momentos dramáticos en el camino espiritual de los discípulos. En un momento anterior Jesús ha confrontado la ceguera espiritual de sus discípulos cuando ellos no pudieron ver lo que tenían a su alrededor. Él se enfrenta a ellos con este comentario: "¿Todavía no entienden?"

Inmediatamente después de este milagro de sanidad, Jesús les pregunta a sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que soy yo?" Siguió con la pregunta clave de del examen parcial, "¿Quién decís que soy yo?" En esta pregunta Jesús no está tratando de averiguar lo que creen acerca de él, sino que quiere obligarlos a definir lo que realmente creen. En respuesta a esta pregunta, Pedro declara, "Tú eres el Cristo... el Hijo del Dios viviente." No, Pedro no es ciego. Él puede ver, pero como veremos la próxima semana, Pedro seguía viendo las sombras y los puntos ciegos.

Así que en esta "parábola viviente" hay tres lecciones que necesitamos aprender acerca de los reinos espirituales. La primera lección y la más básica que debemos aprender es que Jesús y solo Jesús puede abrir los ojos de los ciegos espirituales. Hay muchos que pretenden dar vista a los ciegos, pero Jesús les llama al igual que los fariseos: "guías ciegos".

En Mateo 15, se relata la historia de los fariseos que se confrontan a Jesús acerca de que sus discípulos no se lavaban las manos antes de comer. Hablando de ellos, dijo:

[14] Déjenlos: son ciegos guías de ciegos. Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo.

Hay muchos en el mundo que garantizan que nos pueden abrir los ojos, pero debemos tener mucho cuidado. No debemos olvidar lo que Jesús dijo: "Si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo."
Jesús demuestra en esta historia que sólo él tiene el poder divino para abrir los ojos de los ciegos, sobre todo los ciegos espirituales.

Una segunda lección se centra en el hecho de que esta curación no se hizo en medio de las multitudes, sino más bien en la intimidad simple de una reunión privada con Jesús. No me malinterpreten, creo que Dios puede hablar con usted en un lugar lleno de gente, por ejemplo en la Iglesia, pero Jesús hace su obra más importante en lo privado y en la soledad. Si nuestros encuentros con Jesús sólo ocurren en lugares públicos, nos estamos perdiendo de las alegrías más grandes. Jesús quiere llevarnos a lo privado y abrirnos los ojos. Él quiere tocarnos profundamente. Quiere estar en las partes más íntimas de nuestro corazón y de nuestra vida. Quiere hacer que cobremos vida desde adentro hacia afuera.

Otro mensaje de gran alcance de esta "parábola viviente" gira alrededor de este inusual evento de curación "gradual". Jesús restauró la vista del hombre en etapas, por así decirlo. Al principio sólo podía ver descoloridas imágenes confusas, pero al tiempo, Jesús había terminado con él, sus ojos enfocaron, recobró la vista, y pudo ver con claridad.
Me parece que Jesús está dando palabras de animo a sus discípulos en su ceguera temporal porque en el momento que Jesus les de su toque personal, todas las cosas comenzarán a tener sentido y a ser claras frente a sus ojos. La visión espiritual no siempre viene en una instancia. Para muchos de nosotros, si no es que para todos nosotros, es una jornada... es una experiencia de crecimiento... se necesita tiempo y el toque de Jesús.

¿Estamos listos para comenzar nuestra jornada espiritual? ¿Hacia dónde vamos ahora?
Busquemos a Jesús en los lugares privados de nuestra vida. Busquemos la privacidad. Abramos su Palabra con esta oración en nuestros labios: "Señor abre mis ojos para que pueda verte a ti ya tu verdad en cada página y en cada historia." Busquemos a Dios en las huellas dactilares a nuestro alrededor... busquemos lo al amanecer cuando sale el sol dando inicio a un nuevo día, y en la puesta de sol que da color y final un día, con colores tan llamativos. Busquemoslo en la cara de nuestros hijos. Busquemoslo en las circunstancias de nuestra vida. No nos conformemos a las cosas de la este mundo, busquemos al Salvador y dador de vida, a Jesús!
No hay necesidad de que nadie camine en las sombras, vengamos a Jesús y dejemos que nos toque y abra nuestros ojos.

domingo, 15 de julio de 2012

¿Todavía no entienden? // Marcos 8:1-21

Existen ocasiones en las que uno se puede comportar como si en realidad Dios no existiera. Nos ponemos a pedirle todo tipo de cosas que prueben que el existe, o simplemente pruebas de que tal o cual cosa es su voluntad. A veces caemos en el error de pensar que Dios tiene un poder limitado a nuestras capacidades mentales y perdemos de vista aquella doctrina fundamental de un Dios todo poderoso que aunque no se deja llevar por pasiones terrenales, siente compasión por su gente, y cuida de sus necesidades. Lea conmigo la siguiente escritura:

[1] Un día en que de nuevo se había juntado mucha gente y no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
[2] Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. [3] Y si los mando sin comer a sus casas, pueden desmayarse por el camino, porque algunos han venido de lejos.
[4] Sus discípulos le contestaron: ¿Pero cómo se les puede dar de comer en un lugar como éste, donde no vive nadie?
[5] Jesús les preguntó: ¿Cuántos panes tienen ustedes?
Siete, contestaron ellos.
[6] Entonces mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y, habiendo dado gracias a Dios, los partió y se los iba dando a sus discípulos, para que ellos los repartieran entre la gente, y así lo hicieron. [7] Tenían también unos cuantos pescaditos; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y también mandó repartirlos. [8] Todos comieron hasta quedar satisfechos, y recogieron los pedazos sobrantes en siete canastas. [9] Los que comieron eran cerca de cuatro mil. Luego Jesús los despidió, [10] subió a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

No debemos confundir esta historia con aquella historia donde Jesús alimenta a cinco mil personas, ambas son similares, pero las cantidades, el lugar, el énfasis varían. En esta ocasión notamos que los discípulos de Jesús llevan tres días completos siguiéndole y escuchando sus enseñanzas. Tres días en los cuales la gente probablemente haya llevado provisiones las cuales pudieron durar hasta el final del primer día, o tal vez el segundo, o tal vez algunos descuidados ni siquiera llevaron algo de comer. Y Jesús muestra compasión por su gente; a Jesús le conmueve ver la necesidad de las personas, y decide hacer algo, y platicando con sus discípulos, llegan a la conclusión de que la cuidad mas cercana esta lo suficientemente lejos como para que cualquiera que intente ir a comprar algo de comer caiga desmayado del hambre en medio del desierto.

Entonces Jesús hace una pregunta importantísima: “cuantos panes tienen?”. Es de suma importancia que entendamos que los milagros empiezan de lo que tenemos en nuestras manos. Tenemos que tener disponible algo para que Dios haga el milagro. Es importante que haya disponibilidad de cuerpo, mente, espíritu, y posesiones: todo es de Dios, y el nos ha dado lo que tenemos para que lo administremos. A la hora de hacer un milagro, Dios va a empezar con lo poco o mucho que pongamos a su disposición.

Jesús procedió a dar gracias, pienso yo que podría haber dado gracias por adelantado. Dio gracias a su padre por las cosas que el iba a hacer con esta gente. Dio gracias por el milagro inminente que haría que todos ellos fueran testigos de del poder de Dios y por la fe de ellos entender que Jesús realmente era el Hijo de Dios. Y así sucedió, ellos todos fueron saciados, llenos... ellos experimentaron esa sensación que nosotros el día de hoy podemos experimentar cuando vamos a comer a un bufete! Todos ellos vieron como hasta sobraron siete canastas llenas. Cuatro mil personas fueron alimentadas en aquella hora, y posteriormente, Jesús se retira con sus discípulos en una barca, dirigiéndose a la región de Dalmanuta. Veamos lo que dice la escritura.

[11] Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Y para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. [12] Jesús suspiró profundamente y dijo:
¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? Les aseguro que no se les dará ninguna señal.
[13] Entonces los dejó, y volviendo a entrar en la barca se fue al otro lado del lago.

Jesús fue cuestionando inmediatamente por un grupo de fariseos, los maestros de la ley, los conocedores de la Biblia, los religiosos que habían convertido seguir a Dios en una carga. Llegaron discutiendo y exigiendo que hiciera un milagro para demostrarles que El verdaderamente era el Hijo de Dios. Jesús responde diciendo que no les dará ningún tipo de señal. Y esto inevitablemente nos invita a ver que hay dos grupos de personas en esta historia: 1) aquellos que creen y siguen a Jesús, y se les da señal de que el es el Hijo de Dios; y 2) aquellos que dudan de Jesús, demandan señal de parte de El, y no se les dá ninguna. Claramente, los 4000 alimentados recibieron señal porque primeramente le creyeron y le siguieron. Pero los fariseos llegan demandando una señal de parte de Dios que corrobore que Jesús viene de Dios. Es absurdo! Es como si la creación de Dios, las estrellas, los mares, el sol, la luna, le pidieran a Dios una prueba de que el es el Creador de todo: es ridículo! Basta con que se observen a ellos mismos para entender que el Creador existe y es Dios. Los fariseos no tenían ningún derecho de demandar señales o milagros, no tienen ningún derecho de exigirle cosas a Dios. Mucho menos para demostrarle a ellos que Jesús era el Hijo de Dios. Es algo absurdo y Jesús responde fuertemente a lo absurdo diciéndoles que no recibirán señal. Esta generación no recibiría ninguna señal.

En cierta manera se asemeja a lo que sucedió con aquel varón de Dios llamado Moisés y el pueblo de Israel en el antiguo testamento. Dios se manifestó dando señales, una tras otra, plagas para que los israelitas fueran liberados de la esclavitud. Ellos, por el poder de Dios, cruzaron el mar rojo en seco y a pie. Ellos fueron testigos de una nube en medio del desierto que significaba la presencia de Dios con ellos. Por la noche ellos recibían el calor y la luz de una columna de fuego puesta por Dios para su protección y bien estar. Ellos comieron el mana, pan del cielo, que venia a ellos todos los días sin faltar uno solo, sin que les faltara que comer ni un solo día. Todos fueron llevados a la tierra prometida, enviaron soldados espías para ver la tierra prometida, y dijeron: si, esta es la tierra que Dios nos ha prometido... pero... hay gigantes. Es decir, todos ellos vieron, milagro tras milagro, fueron testigos de la presencia de Dios, conocieron el poder de Dios, y a la hora que tenían que demostrar confianza en Dios, le fallaron. Por causa de su falta de confianza en Dios, toda aquella generación, murió en el desierto y jamás vio la tierra prometida. Los fariseos, habían estudiado la ley de Dios; conocían todas las historias de milagros de Dios; habían estudiado aquellos testimonios de un Dios misericordioso y justo; y a la hora de creerle a Dios, le estaban dando la espalda y desconfiando de El, pidiéndole una señal... que absurdo. Inmediatamente Jesús se retira con sus discípulos y se van al otro lado del rio. Veamos lo que dice la escritura:

[14] Se habían olvidado de llevar algo de comer, y solamente tenían un pan en la barca. [15] Jesús les advirtió:
Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
[16] Los discípulos comentaban entre sí que no tenían pan.
[17] Jesús se dio cuenta, y les dijo:
¿Por qué dicen que no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni se dan cuenta? ¿Tienen tan cerrado el entendimiento? [18] ¿Tienen ojos y no ven, y oídos y no oyen? ¿No se acuerdan? [19] Cuando repartí los cinco panes entre cinco mil hombres, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron?
Ellos contestaron: Doce.
[20] Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas recogieron?
Contestaron: Siete.
[21] Entonces les dijo: ¿Todavía no entienden?

Jesús, aun consternado con la incredulidad de los fariseos, les dice que se cuiden de la levadura de los fariseos. La levadura para ellos era muy conocida. Era algo muy pequeño que reaccionaba con la masa del pan y lo transformaba de una manera impresionante. De algo muy pequeño se podía hacer algo muy grande. Jesús les quería decir que se cuidaran de tener alguna falla, algún pecado, por mas pequeño que este fuera, porque tarde o temprano, podría transformarles la vida, podría convertirse en algo bastante grande. En el caso de los fariseos, su pequeño error fue ser demasiado celosos de la ley de Dios, de tal manera que fue creciendo y creciendo su celo hasta que lo llevaron al extremo, haciendo imposible el cumplir la ley de Dios, y cuando tuvieron a Dios en persona, no lo quisieron reconocer porque no era de la manera que ellos pensaban que sería. Cuídense de esas cositas pequeñas que pueden cambiar su vida para mal, les dijo Jesús. Sin embargo ellos pensaban que Jesús se refería al hecho de que ellos simplemente traían un pedazo de pan para comer.

Los discípulos discutían entre si, tal vez se echaban la culpa de no haber traído pan, y se preocuparon de no tener que comer. Y cuando Jesús menciona la levadura, ellos inmediatamente asumen que están en problemas por no traer pan. Ellos cayeron en un gravísimo error, semejante al del pueblo de Israel y Moisés, ellos vieron milagro tras milagro, y a la hora de demostrar confianza en Dios, fallaron. Los discípulos vieron a 5000 alimentados con cinco panes, a 4000 alimentados con siete panes, y aquí ellos están en una barca, doce discípulos y un solo pan, y están preocupados! Es increíble! Como puede ser que duden que Jesús puede alimentarlos con solo un pan, después de haber visto todo lo que vieron? Pues con justa razón Jesús les recuerda lo que acaba de pasar. El les dice “se acuerdan de cuando alimente a 5000 con cinco panes? Cuantas canastas sobraron?” Y ellos respondieron “doce”... pero estoy casi seguro que en este momento ninguno de los discípulos estaba haciendo contacto visual con Jesús; probablemente todos tenían la cabeza inclinada como aquel padre que le llama la atención al hijo, y el hijo sabe que hizo mal. Jesús les llama la atención, a recordar lo que vieron y lo que oyeron. Y cierra con una pregunta retorica: “todavía no entienden?” todavía no saben que estando conmigo no les faltara nada? Todavía no saben que con un solo pan que pongan a mi disposición se puede hacer un milagro? Querido lector, la respuesta es obvia: Jesús puede hacer un milagro con lo poco que tengamos y que estemos dispuestos a ponerlo ante El... así es como empiezan los milagros.

La actitud de los discípulos nos regala una gran enseñanza: “La manera en que vivimos nuestras vidas, muestra donde esta nuestra confianza.” Los discípulos, al discutir entre ellos mismos acerca del pan, mostraba que ellos confiaban en si mismos, en vez de confiar en Dios. Pero, ¿que hay de nosotros? Vivimos en tiempos difíciles financieramente hablando; y, ¿en quien vamos a confiar? ¿En nosotros mismos, o en Dios? También vivimos tiempos en que la familia esta siendo atacada duramente por la indiferencia y la inmoralidad, pero, ¿como vamos a reaccionar? ¿En quien vamos a confiar? Mi oración es que usted y yo podamos poner nuestra confianza en Jesús, porque El, realmente, es el Hijo de Dios. No se permita dudar por un segundo, confiemos en el Dios nuestro Padre que hace milagros, en nuestro Dios, Jesús, que se compadece de nosotros, y en nuestro Dios, el Espíritu Santo, que nos guía en todo momento.

miércoles, 4 de julio de 2012

Nacion Escogida por Dios // Salmos 33:12-22

En un brillante y fresco día en 1776, miembros del congreso continental estaban reunidos en la ciudad de Filadelfia, Pensilvania. Ellos estaban ahí para votar sobre un documento llamado “Declaración de Independencia”, escrito por Thomas Jefferson. Mientras tanto el ejercito y tropas de Inglaterra estaban listos para la guerra al desembarcar en los puertos de New York. Benjamín Franklin le dijo a los miembros del congreso: “Todos debemos mantenernos unidos, o seguramente todos vamos a colgar por separado.”  En ese mismo momento se firmo la declaracion de independencia de los Estados Unidos siendo John Hancock el primero en estampar su firma y dar inicio a la guerra de independencia.

Siete años de guerra y persecución, hasta que por fin, George Washington, Comandante General de las fuerzas armadas dio comunicado de que la paz se había logrado, y que se habían firmado acuerdos de paz con el enemigo. Sin embargo, hubo un problema. Con la guerra y otros factores, el congreso continental se había quedado en bancarrota; y no había dinero para pagarle a todos los soldados que estuvieron dando su vida en la linea de batalla sirviendo a su país. Era una situación terrible y muy seria; al grado que los oficiales de las fuerzas armadas decidieron reunirse en secreto y a espaldas del General George Washington, para planear una acción militar en contra del congreso.

El Gral. Washington se entera de dicha reunión y les pide que no se reúnan en secreto, que lo hagan abiertamente, y les pidió que se reunieran en publico el 17 de Marzo de 1783 en la ciudad de Newburgh, New York. Los oficiales militares tenían el entendido de que se reunirían sin el Gral. Washington, sin embargo, el decidió presentarse en el lugar. Cuando entro, hubo un ambiente tenso y frio, todos estaban convencidos de que el Gral. Washington era en parte responsable de la situación en la que los soldados se encontraban. Entonces cuando el tomo el podium, no tuvo la bienvenida que se hubiera esperado. El Gral. Washington dio un discurso que había preparado con el objetivo de persuadirlos a que le dieran mas tiempo al congreso para que hiciera las cosas como deberían de ser, y así enmendar su error.  Sin embargo, nadie fue conmovido a misericordia, nadie tuvo piedad, el ambiente siguió igual o peor de tenso.

Entonces el Gral. Washington antes de retirarse, saco una carta de su bolsillo, una carta de parte del congreso. El intentaba leerla, se la acercaba y alejaba tratando de enfocar y batallando para reconocer lo que en ella estaba escrito, ya que la luz era muy débil en el lugar. Hizo una pausa y con su otra mano saco unos lentes de aumento, mientras el decía: “Caballeros, les suplico me disculpen, permitanme sacar los mira-lejos”, los cuales odiaba usar y jamas había sacado en publico. Antes de leer la carta dijo en un tono profundamente mortificado y avergonzado: “Les ruego me disculpen, pero como ustedes saben, en esta guerra he sufrido bastante de la vista, me he quedado casi ciego, y el cabello que solía ser negro, después de 7 años ha quedado gris, todo por servir a mi país.” Empezó a leer la carta, pero su voz se quebrantaba al igual que su compostura, así que mejor abandono la sala sin decir una sola palabra mas.

En ese momento todos los espectadores fueron conmovidos, incluso aquellos que habían peleado la batalla hombro a hombro con el Gra. Washington irrumpieron en llanto al recordar aquellos sufrimientos y sacrificios que todos tuvieron que experimentar en el campo de batalla, todo por lograr ser un país libre.  En ese mismo día, todos votaron unánimemente no tomar ninguna acción en contra del congreso, y decidieron poner toda su confianza en Dios, en que el proveería para todas las necesidades de sus soldados y de ellos mismos. Es así como la el país de los Estados Unidos se llega a formar en base a una confianza plena en Dios, esa misma confianza que sigue siendo imprimida en los billetes de un dolar.

El Salmista escribió lo siguiente con respecto a la relación entre Dios y las naciones:
[12] ¡Dios mío, tú bendices al pueblo que te reconoce como Dios!  ¡Tú bendices a la nación que te acepta como dueño!  [13-14] Desde tu trono en el cielo te fijas en toda la gente;
desde tu trono vigilas a todos los habitantes del mundo.  [15] Tú creaste la mente humana y sabes bien lo que todos hacen.  [16] No hay rey que se salve por tener muchos soldados, ni hay valiente que se libre por tener mucha fuerza.  [17] De nada sirven los caballos para ganar una guerra, pues a pesar de su fuerza no pueden salvar a nadie.  [18] Pero tú cuidas siempre de quienes te respetan y confían en tu amor.  [19] En tiempos de escasez, no los dejas morir de hambre.
[20] Tú nos das tu ayuda, nos proteges como escudo. Por eso confiamos en ti.  [21] Nuestro corazón se alegra porque en ti confiamos.  [22] Dios nuestro, ¡que nunca nos falte tu amor, pues eso esperamos de ti!  Salmos 33:12-22 (TLA).

Mientras una nación reconozca a Dios como su Señor, Dios la va a bendecir. A veces decimos reconocer a Dios pero en realidad no lo hacemos.  A veces pensamos que por tener un gran ejercito, una gran armada, o los mejores vehículos de guerra y aviones, con eso estaremos a salvo, o seguros. Pero Dios es el que esta en control de todas las cosas, y el salmista nos ayuda a entender que Dios siempre vigila desde lo mas alto, y debemos respetarle porque el es capaz de hacer y deshacer con simplemente hablar. Basta que el lo quiera hacer y se hace al instante. Ese el el Dios que hay que respetar, porque ningún ejercito puede vencerlo.  Como hijos de Dios debemos siempre temerle, pero con reverencia, no con miedo, sino con respeto a lo que el representa y puede hacer si es su voluntad.  La nación de los Estados Unidos, si alguna vez ha sido bendecida grandemente por Dios, ha sido porque le han respetado como Creador y Líder supremo de todos sus estados.  Lamentablemente, muchos han perdido ese temor, especialmente los jóvenes, y parece que las consecuencias se están viendo poco a poco.

Como padres de familia, debemos primeramente inculcarle a los hijos el respeto hacia Dios. Debemos proteger a toda costa el beneficio de tener el respaldo de Dios.

Un día miércoles 19 de abril de 1865, fue un día triste para los Estados Unidos; ese día fue el funeral de el presidente Abraham Lincoln. Un pastor amigo del presidente fue escogido para predicar en el funeral, ya que el había estado en contacto cercano con el presidente por algún tiempo.  El día del funeral el pastor Simpson recordó que un día cuando hablaba con el respecto de algun asunto de importancia el pastor dijo “yo solo espero que Dios este de nuestro lado”. A lo que el presidente contesto un poco molesto: “el que Dios este de nuestro lado no me preocupa en lo mas mínimo. Pero es mi oración ansiosa y constante que yo y nuestra nación estemos siempre del lado del Señor.”

Que verdad tan importante compartió el presidente Lincoln, y quedo grabada para la historia. Afortunadamente, el secreto para que siempre estemos del lado del  Señor es el que aparece en los versos [18-21]: “Pero tú cuidas siempre de quienes te respetan y confían en tu amor.  En tiempos de escasez, no los dejas morir de hambre. Tú nos das tu ayuda, nos proteges como escudo. Por eso confiamos en ti.   Nuestro corazón se alegra porque en ti confiamos.”.  El secreto esta en respetar a Dios y confiar en su amor. Esas dos cosas son garantía de ayuda y protección de Dios. Y es porque el presidente Lincoln entendió eso, que en los billetes de un dolar se encuentra la inscripción “En Dios Confiamos”.

Mi oración también es que todos nosotros siempre le temamos al Dios todopoderoso, el temor respetuoso y reverente que reconoce su autoridad y soberanía, y que también confiemos plenamente en su amor. Debemos confiar que cualquiera que sea nuestra situación, el va a tener cuidado de nosotros. Para Dios no hay nada imposible, basta que el hable para que las cosas se hagan. Ya es tiempo que respetemos mas a Dios y que confiemos mas en su amor. Ya basta de ignorar su existencia y confiar en nosotros mismos.  Es tiempo de que Dios bendiga a nuestra familia, y a la nación en la que vivimos.