sábado, 16 de abril de 2016

Autoridad Real // Marcos 11:27-33

En mi primer semestre en la universidad de Marist, hablé con algunos de mis estudiantes que iban muy mal en mi clase de desarrollo de software. En algún momento les dije que si no mejoraban sus hábitos de estudio, sería mejor que cambiaran de especialidad. Unas horas más tarde el Decano, mi jefe, vino a mi oficina enfurecido conmigo por haberles dicho esto a los alumnos. Él estaba diciéndome, muy alterado y casi gritando, que era yo quien tenía que cambiar. Tuve que mantenerme firme y explicarle que estos estudiantes no estaban haciendo ningún trabajo, todos los demás estaban haciendo bien sus tareas. Le expliqué que yo les di varias oportunidades de entregar el trabajo pasada la fecha de entrega, me tomé el tiempo para darles una clase por separado y nada. Hubo una falta de interés, o probablemente no estaban tomando en serio el curso. Esta ha sido la primera y más fuerte discusión que he tenido con un supervisor en mi vida.

Debo confesar que la defensa ante mi jefe no fue nada en comparación con la de Martín Lutero cuando se paró firme contra las acusaciones del Papa. Martín Lutero fue llevado a juicio por confrontar los actos malvados de la iglesia y el papado, especialmente la venta de indulgencias. Debido a las protestas de Martín Lutero, los Alemanes ya no estaban apoyando monetariamente el tesoro del Vaticano, así que el Papa estaba decidido a poner fin a este escándalo.

Cuando Martín Lutero estuvo en la presencia de el prestigioso consejo formado por reyes y oficiales del Papa encabezados por el Rey Carlos V, tenía frente a él una mesa llena con todos sus escritos. Su acusador comenzó preguntándole si éstos eran de hecho sus libros. Echando un vistazo a la mesa reconoció que se trataba de sus escritos. A continuación, el acusador preguntó: "¿Va a retractarse de ellos?"

Lutero titubió. El peso y la gravedad del momento descansaban sobre sus hombros. El sabía, muy en el fondo, que su futuro y la vida de otros miles estaban en juego. Con voz tranquila habló en alemán y en latín y pidió tiempo para pensar acerca de esta cuestión pues afectaba su salvación y la Palabra de Dios. El rey le concedió un día para pensar en ello.

No hace falta decir que fue una noche muy larga para el monje alemán, pero durante la noche después de la oración y el consejo de sus amigos más cercanos, Lutero se presentó valientemente frente a la mesa. Esta vez la pregunta se modificó ligeramente: "¿Defenderá todos sus libros o va a retractarse de cualquier parte de ellos?"

En respuesta Lutero dividió sus libros en tres categorías: sus libros acerca de la verdad sencilla del evangelio, sus libros contra la corrupción del papado, y sus libros atacando a sus oponentes. Por último, declaró que no se retractaba de ninguno de ellos.

Entonces, audazmente, Lutero hablando en alemán aconsejó al joven Rey Carlos V (17 años menor que él) que no comenzara su reinado condenando la Palabra de Dios. Le pidieron que repitiera su consejo en Latín, y lo hizo con la misma firmeza. Concluyó añadiendo que si le demostraban con las Escrituras que sus escritos en los libros eran incorrectos, él mismo quemaría los libros.

A continuación, Lutero fue desafiado a dar una respuesta directa, “sin ninguna herramienta” a su alcance, a lo cual él contestó, y lo cito a continuación:
"A menos que sea refutado y condenado por el testimonio de las Escrituras o con razones evidentes, (ya que creo que tanto el Papa como el Consejo evidentemente han errado a menudo y se han contradecido a sí mismos), seguiré firme a la Santa Escritura que ya he citado, y mi conciencia está ligada a la palabra de Dios: no puedo y no me retractaré de cualquier cosa, ya que es inseguro y peligroso hacer cualquier cosa en contra de la conciencia." (Historia de la Iglesia Cristiana, vol. VII, cap. 3, sec. 55)
En este punto su acusador intentó debatir con él acerca en qué aspecto el consejo podía haber errado. Lutero lo hizo callar y terminó su discusión con las famosas palabras:
Aquí estoy, no puedo obrar de otra manera, que Dios me ayude! Amén.
Lutero cambió el curso de la Europa occidental y, probablemente, el curso de la historia humana, parándose firme en la Palabra de Dios por encima de las tradiciones y rituales instituidos por los hombres.

A veces hay que hacer frente a las tradiciones de los hombres y decir: no más, y pedir por un cambio. Pero recuerda, puede haber un alto precio a pagar y tal vez te conduzca a la cruz: así fue para Jesús. En los Evangelios vemos que Jesús, vez tras vez se paró firme frente a los que tenían cierto poder e influencia, exponiendo su hipocresía y maldad. De esta manera captó la atención de la gente a la luz pura del Evangelio, hacia el verdadero poder y la influencia del Reino de Dios.

En el evangelio de Marcos Jesús ha estado estremeciendo el mundo de los hombres religiosos de la época. El domingo entra a la ciudad montado en un pollino y la gente lo recibe con aplausos. Al entrar de esta manera, él está enviando un mensaje muy sutil a todo aquel que conoce las Escrituras, declarando que él entra a Jerusalén como Rey y no como un maestro que viene de alguna parte del mundo. La siguiente mañana creó un alboroto cuando fue al templo y volteó las mesas de los cambistas diciendo: "Mi casa, casa de oración será llamada".

Está de más decir que cuando Jesús se presentó en el templo, el martes, los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos estaban todos en busca de él. ¿Qué iba a decir o hacer Jesús para voltear su mundo al revés? Así que decidieron tomar la ofensiva y confrontar a Jesús antes que dijera algo. Marcos nos relata el encuentro entre estas dos fuerzas espirituales.
[27] Nuevamente entraron en Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por la zona del templo, los principales sacerdotes, los maestros de la ley religiosa y los ancianos se le acercaron.
[28] —¿Con qué autoridad haces todas estas cosas? —le reclamaron—. ¿Quién te dio el derecho de hacerlas?
[29] —Les diré con qué autoridad hago estas cosas si me contestan una pregunta —respondió Jesús—. [30] La autoridad de Juan para bautizar, ¿provenía del cielo o era meramente humana? ¡Contéstenme!
[31] Ellos discutieron el asunto unos con otros: «Si decimos que provenía del cielo, preguntará por qué nosotros no le creímos a Juan. [32] ¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?». Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta. [33] Entonces finalmente contestaron:
—No sabemos.
Y Jesús respondió:
—Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.
Pudo ser el lunes por la noche cuando los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos se reunieron para discutir lo que iban a hacer con este Jesús. Había sido una piedra en sus zapatos durante meses. Enviaron emisarios para enfrentarse a Jesús en Galilea pero fue en vano, y ahora los estaba haciendo ver como tontos en su propia corte. No iban a retirarse tranquilamente, por lo que decidieron enfrentarse a él hombre a hombre, en presencia de la gente.

Antes de entrar en los detalles de la confrontación, para ser justos con estos hombres, hay que recordar que estos eran básicamente buenos hombres religiosos. Habían dedicado su juventud a su vocación y llamado de ser representantes de Dios entre los hombres. Los sumos sacerdotes servían día a día a Dios en el templo, ofreciendo un sin número de sacrificios de sangre en el altar. Puede ser que el poder y el prestigio de sus posiciones se les haya subido a la cabeza, y pudieron haberse deslizado un poco de la devoción a su trabajo, sin embargo muy dentro de ellos probablemente querían agradar a Dios y guardar las tradiciones transmitidas a ellos por su padres, y los padres de sus padres. Pero la verdad es que la mayoría de ellos habrían sido buenos líderes cristianos. Tenían buenas costumbres morales. Eran religiosos. Eran hombres de familia. Eran generosos. Sólo estaban tratando de proteger las tradiciones del pasado. Pero, lamentablemente, su corazón ya no estaban en sintonía con Dios: ya no eran capaces de escuchar susurro del Espíritu Santo. En otras palabras, estos eran básicamente buenos hombres, sinceros, pero estaban sinceramente equivocados acerca de Jesús y su misión.

Una vez que lo tenían rodeado su portavoz preguntó: ¿Con qué autoridad haces todas estas cosas? —le reclamaron—. ¿Quién te dio el derecho de hacerlas?

En otras palabras, muéstranos tus credenciales. ¿Quién te dio el derecho de ir a la ciudad como Rey y poner templo de cabeza? ¿Quién te crees que eres? Danos una explicación a nosotros y al pueblo.

Una vez más, Jesús viendo más allá de la pregunta y sus argumentos, y queriendo desesperadamente abrir sus ojos a la verdad; no dio una respuesta directa, si no que les respondió con otra pregunta: Les diré con qué autoridad hago estas cosas si me contestan una pregunta —respondió Jesús—. La autoridad de Juan para bautizar, ¿provenía del cielo o era meramente humana? ¡Contéstenme!

Puedo ver el humo salir de sus narices (como en las caricaturas) mientras el peso de esta pregunta estremece sus almas. El último nombre que querían oír era el nombre de Juan el bautista. Junto con Jesús, este profeta medio loco que predicaba y bautizaba en el desierto, había sido una pesadilla para ellos. Juan el bautista había capturado la imaginación y el corazón del hombre y la mujer común de la calle. Su mensaje de arrepentimiento y cambio de corazón había hecho eco en los que, en el fondo, sabían que no estaban a la altura y que Dios esperaba y quería que vivieran una vida piadosa y transformada. Su bautismo era una señal de iniciación que significaba un nuevo comienzo para miles y miles que fueron bautizados en el Río Jordán, incluyendo a Jesús quien fue bautizado por él. Los religiosos todavía recordaban el aguijón de sus palabras cuando Juan los llamó "generación de víboras" o "serpientes" que tratan de escapar del juicio venidero.

Para responder a la pregunta de Jesús se juntaron en grupito, algo parecido a lo que hace un equipo de deportes cuando están perdiendo y piden tiempo fuera para discutir el cambio de estrategia.

Marcos nos da una idea del conflicto que tuvieron para responder a Jesús. El corazón de la pregunta era, el bautismo de Juan "venía del cielo o del hombre." ¿Había Dios enviado a Juan al mundo como un profeta o era Juan un loco maniaco, orgulloso, que quería captar la atención de las multitudes sólo para al final perder la cabeza a manos del rey? ¿La obra celestial, o la obra de un hombre, había hecho vibrar el corazón y el alma de la gente?

Marcos registra la discusión de los líderes de la siguiente manera: Ellos discutieron el asunto unos con otros: "Si decimos que provenía del cielo, preguntará por qué nosotros no le creímos a Juan. ¿Pero nos atrevemos a decir que era meramente humana?". Pues tenían temor de lo que haría la gente, porque todos creían que Juan era un profeta. 

Pusieron el tema en una balanza. Si decimos que Dios envió a Juan al mundo como profeta, Jesús nos acusará de incredulidad y rebelión contra el cielo. Por otro lado, si decimos que Juan no fue más que un delirante profeta, la gente que confiaba y creía en él se volverá contra nosotros. Marcos recalcó que le "tenían miedo al pueblo." Finalmente llegaron a un acuerdo. Ellos no responderían esa pregunta "capciosa". La respuesta fue: "No sabemos."

¿Cómo habrías reaccionado tu a esa respuesta tan débil? ¿Los habrías puesto en evidencia delante de la multitud? ¿Les habrías llamado "gallinas" y forzado a responder?

Para no bajarse a su nivel, Jesús simplemente dijo: "Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas." Desde mi perspectiva, Jesús magistralmente, ya había revelado el punto. Había puesto un espejo delante de las almas de estos hombres para exponer la verdad de lo que estaban pasando en sus corazones y mentes.

Creo que hay dos enseñanzas de este encuentro. En primer lugar, nunca vamos a tener una respuesta directa del Señor si intentamos acorralarlo o tratamos de forzar su mano. Dios no se revela a sí mismo a los escépticos y personas movidas por el orgullo que piensan que pueden juzgarlo. Demandar o exigir respuestas de parte de Dios como si él nos debiera algo; ese es un camino que no nos conducirá a ninguna parte. Si hacemos esto, solo saldremos de su presencia frustrados y rascándonos la cabeza en asombro cuando él voltee nuestras "mesas". Como nos podemos dar cuenta, no somos tan inteligentes como creemos serlo y Dios es mucho más poderoso y sabio de lo que jamás podríamos imaginar. Jesús no iba a revelar Su gloria a un grupo de expertos que estaban tratando de forzar su mano.

En segundo lugar, cuando Dios nos pone frente al espejo del alma, éste revelará la verdad sobre la condición de nuestra alma y corazón. ¿Qué fue lo que aprendieron ese día los principales sacerdotes, escribas y ancianos? Ellos aprendieron que en realidad no temían a Dios sino más bien temían al pueblo, lo cual es un asunto muy peligroso.

Usted puede preguntar ¿cómo he llegado a esa conclusión? Bueno pues si realmente temían a Dios y sabían en lo profundo de su corazón que tanto Juan como Jesús no eran del cielo pues lo habrían dicho con toda confianza, sin importar lo que otros pudieran pensar, decir o hacer. Si realmente temes a Dios no permites que otras personas te intimiden a vivir o pensar según sus estándares. Te pones de pie seguro, y con confianza dices lo que piensas. O en el peor de los casos, sabían que Juan y Jesús venían de parte de Dios pero su mensaje amenazaba los puestos de poder y privilegio que ellos tenían, en un vano intento de aferrarse a su control, los rechazaron, entonces realmente la oscuridad reinaba en sus almas. Rechazar al Señor para mantener el control es un juego mortal que nunca termina bien. En menos de cuarenta años, el templo y sus lugares de poder no fueron más que un montón de ruinas, mientras que el Reino de Dios predicado por Jesús y sus seguidores, literalmente, puso al mundo de cabeza y cambió el curso de la historia humana hasta nuestros días.

La tercer y dura lección que aprendieron fue que el miedo los controlaba; el miedo de la gente; el miedo a perder el control. El miedo mata el alma y conduce a malas decisiones. Temer al hombre es una maldición para el alma. Jesús busca personas que teman a Dios, no a la gente.

El escritor de Proverbios dio en el clavo cuando escribió:
[25] Temer a la gente es una trampa peligrosa, pero confiar en el Señor significa seguridad. (Proverbios 29:25 NTV)
Jesús sabe que temer a Dios y no al hombre es la escencia de la vida. Todo se reduce a confiar en lo celestial y no en lo terrenal. Temer a Dios requiere entregarnos por completo en manos de él y no en las manos de la multitud o de nuestras pasiones.

Pete Briscoe nació en Inglaterra cuando sus padres Stuart y Jill Briscoe estaban sirviendo al Señor en el Reino Unido. Cuando era un niño se mudó con sus padres a Milwaukee porque su padre se convirtió en el pastor de la Iglesia Elmbrook, que hoy es una de las iglesias más grandes y más influyentes en el Medio Oeste. Su padre Stuart predica con un acento Inglés y es uno de los pastores más conocidos en el mundo. Hasta este día, viaja alrededor del país predicando y enseñando.

Viviendo bajo la sombra de su famoso padre, Pete determinó que iba a hacer de sí mismo una persona muy especial. Cuando era un niño se le preguntó qué quería ser cuando fuera grande, a lo que respondió "bombero" o "policía", pero alrededor de los diez años de edad cambió su respuesta a: quiero ser "el mejor". Confundidos con su respuesta le volvían a preguntar: "¿el mejor en qué? "Y él simplemente contestaba "el mejor" en lo que sea que quiera hacer.

Siendo un joven adulto decidió entrar al ministerio como su padre y se fue a la Universidad de Bethel y luego al Seminario Evangélico Trinidad a las afueras de Chicago. Después, siendo un hombre relativamente joven, y probablemente en parte debido a la fama de su padre, fue llamado como pastor a la Bent Tree Bible Fellowship en el norte de Dallas. Los pastores de su alrededor incluían Jack Graham de la Iglesia Bautista Prestonwood y Chuck Swindoll. Al parecer, su pasión para ser el mejor realmente había dado su fruto. Hasta que un día recibió una propaganda de una conferencia para jóvenes que se llevaría a cabo en pocos días. Mientras hojeaba el folleto reconoció los rostros de algunos de sus compañeros y se puso celoso y enojado. Pensó para sí mismo ¿por qué a ellos sí los invitaron a predicar y a mi no? Toda la tarde estuvo pensando en sus celos, por lo que al llegar a casa arrojó toda su frustración sobre su esposa por no haber sido invitado a predicar.

Su esposa escuchó en silencio, pero podía oír el peligro en las palabras de su marido. Ella se dio cuenta de cómo los celos y el orgullo habían capturado el corazón de su esposo. Así que con amor, y firmeza, ella lo confrontó a diciendo: "Creo que tienes un problema de orgullo. Creo que esto es más acerca de ti que de Jesús y yo creo que es algo que debes detenerte a pensar muy bien".

Pete admitió que esto le calló como una tonelada de ladrillos. Fue como una bofetada en la cara. Dolió. Al principio estaba enojado con ella por juzgarlo y no ponerse de su lado, y por no estar de acuerdo con él en este terrible desaire. Pero pronto se dio cuenta de que tenía razón. En su búsqueda de ser el mejor, estaba sirviendo a Dios por las razones equivocadas. No se trataba de Jesús, se trataba de Pete.

¿Podría ser que esto era también lo que estaba pasando en las vidas de los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos? ¿Era todo acerca de ellos? ¿Era todo sobre el orgullo y el control?

En esta hora oscura Pete reveló cómo el Espíritu Santo habló a su corazón diciendo: "¿Soy suficiente, sólo yo, soy suficiente para ti? ¿Si nunca te invitan a predicar de nuevo, vas a estar bien? De hecho, ¿si nunca vuelves a predicar de nuevo va a estar bien con eso? "

Al principio Pete, para ser honesto consigo mismo, habría dicho que "no", pero pronto se dio cuenta hacia dónde lo estaba llevando Jesús, a un lugar de quebrantamiento, a un lugar de entrega, a un lugar de humildad. Por último, susurró una oración diciendo: "Si nunca vuelvo a predicar de nuevo, realmente eres suficiente para mí". Al final, Pete se dio cuenta que en realidad sólo hay una persona que es "el mejor" y no es quien usted y yo pensamos; no es usted o yo; es Jesús.

Ese martes en la Corte del Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos tenían que volver a casa con una lucha en sus corazones. ¿Iban a confiar en Dios? ¿Iban a reconocer a Jesús como Señor o iban a seguir luchando contra el cielo?

¿Cómo se encuentra usted hoy? ¿Está dispuesto a humillarse delante de Jehová? ¿Está dispuesto a venir a él en sus términos y no los suyos propios? ¿Teme a Dios más que a la gente?

Jesús le invita a venir hoy a él con humildad y quebrantamiento, y Él le transformará de adentro hacia afuera. Recuerde que Jesús descendió del cielo para hacer que el cielo cobre vida en su corazón.

La decisión es suya.

domingo, 27 de marzo de 2016

Perdón // Marcos 11:20-25

Desde los primeros días de mi vida la historia de la Pascua, la historia de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, ha capturado mi imaginación. Cuando era niño me costaba entender cómo Dios podría enviar a su único hijo a una muerte tan cruel en la cruz. ¿Cómo podría Dios abandonar su Hijo en su momento de mayor necesidad por gente como usted y como yo? Honestamente, para un niño pequeño como yo, la resurrección de Jesús tenía mucho más sentido. Tenía sentido que Jesús venciera  la muerte y la tumba. Él era Jesús!

En años más recientes, hay un hecho de la resurrección de Jesús que me ha intrigado: las cicatrices. ¿Por qué el cuerpo resucitado de Jesús tenía cicatrices? Tendría más sentido que si vas a vencer la muerte vas a conquistarla completamente y no quedará absolutamente ninguna evidencia de ella. Cuando Jesús se aparece a sus amigos más cercanos por primera vez, tenía un aspecto un poco diferente. María no lo reconoció en el jardín. Los dos seguidores que hablaron con él en el camino de Emaús no lo reconocieron hasta que bendijo el pan y desapareció, a pesar de que sus corazones ardían por dentro. Cuando de repente Jesús se apareció en medio de sus discípulos en el aposento alto, llamó su atención a las marcas de los clavos en sus manos; le pide a Tomás el incrédulo que venga y coloque sus dedos allí.

Está claro que el cuerpo resucitado de Jesús tenía cicatrices. Mi pregunta es ¿por qué?  No tengo un texto bíblico específico para respaldar mi teoría, pero creo que la explicación en mi corazón armoniza con la verdad de la historia del Evangelio. Las cicatrices cuentan la historia de perdón y restauración. Las cicatrices revelan el precio y el poder del perdón y la gracia. Las cicatrices son heridas que se han curado.

Creo que la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret revela el precio y el poder de la gracia. Es el punto en la historia en la que todo da un giro. Es el dramático y crucial evento de la raza humana: el punto en el que nos movemos de el antiguo pacto de la ley al nuevo pacto de amor y gracia. En la cruz, Jesús cambió el curso de la historia humana llevando en su cuerpo el pecado del mundo, por lo que el mundo, usted y yo, podemos ser libres del pecado, ser libres para vivir y amar, libres para perdonarnos a nosotros mismos y a los demás.

Esta mañana, nuestro viaje a través de Marcos nos lleva al tema principal de Jesús: el tema del perdón y la gracia. La Pascua tiene que ver con el perdón; es la historia de perdón en letras doblemente marcadas; es el ejemplo histórico de lo que realmente significa perdonar.

En Marcos 11:20-25 Jesús dijo:
[20] A la mañana siguiente, al pasar junto a la higuera que él había maldecido, los discípulos notaron que se había marchitado desde la raíz. [21] Pedro recordó lo que Jesús había dicho al árbol el día anterior y exclamó:
—¡Mira, Rabí! ¡La higuera que maldijiste se marchitó y murió!
[22] Entonces Jesús dijo a los discípulos:
—Tengan fe en Dios. [23] Les digo la verdad, ustedes pueden decir a esta montaña: “Levántate y échate al mar”, y sucederá; pero deben creer de verdad que ocurrirá y no tener ninguna duda en el corazón. [24] Les digo, ustedes pueden orar por cualquier cosa y si creen que la han recibido, será suya. [25] Cuando estén orando, primero perdonen a todo aquel contra quien guarden rencor, para que su Padre que está en el cielo también les perdone a ustedes sus pecados. (NTV)
En estos versículos Jesús termina diciendo: Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados.

Cuando Jesús nos llama a tener fe también nos llama al perdón. Parece que el perdón es una de las claves para desatar el poder de Dios en tu vida. Por otro lado, también significa que la amargura y el resentimiento va a destruirte de adentro hacia afuera; te secará desde las raíces.

En la vida y ministerio de Jesús, es interesante los pocos temas en los que él se interesó. El ministerio de predicación y enseñanza de Jesús gira en un conjunto de temas poderosos, temas como:

  • La fe y la vida eterna,
  • Oración y una relación personal con nuestro Padre en el cielo,
  • El rechazo de la hipocresía y tratar de burlarse de Dios,
  • La verdadera amenaza del infierno (Jesús habló sobre el infierno más que cualquier otro personaje bíblico, porque sabía que era real y que absolutamente no quiere que nadie vaya allí),
  • El peligro de la avaricia y el amor al dinero, y
  • El perdón.

En el ámbito del perdón, Jesús pidió a sus discípulos tomar medidas extraordinarias. Cuando se le preguntó con qué frecuencia se debía perdonar, en lugar de siete veces, él los desafió a perdonar setenta veces siete, en otras palabras una y otra y otra vez. En su mensaje central, el Sermón de la Montaña, al enseñar a sus seguidores a orar, él hace una de sus declaraciones más inquietantes, cuando dice:
[14] Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes. [15] Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes. (Mateo 6:14-15) TLA
Sí, has oído bien, Jesús dijo: "Si no perdonáis a los hombres sus pecados, tampoco su Padre les perdonará sus pecados. Si eso no trae escalofríos a su columna vertebral entonces no sé que lo hará. ¿Se imagina que Dios no lo perdone?

¿Cómo podemos ajustar esta declaración de Jesús en el contexto de su asombrosa gracia y amor? ¿Podría ser que Jesús estaba llamando nuestra atención sobre las consecuencias mortales de la amargura, el odio y el resentimiento en el corazón y el alma humana?

Me temo que muchos de nosotros subestimamos las devastadoras consecuencias de la ira, la amargura y el resentimiento que a menudo se deriva de odio abierto o reprimido. Cuando estamos profundamente heridos es normal que adoptemos el síndrome de "lucha o huída". Buscamos venganza o corremos por nuestras vidas, pero de cualquier manera tenemos que hacer frente a nuestras heridas, ya sea causando heridas a nuestro enemigo (que a menudo vive dentro de las cuatro paredes de nuestras casas) o por lamer nuestras heridas, aliviando nuestra amargura y resentimiento.

Creo que John Ortberg le dio al clavo cuando escribió:
"La amargura es como beber veneno para ratas y esperar a que la rata se muera."
O como Ron McManus lo dijo:
"La amargura es como tomar veneno y esperar que la otra persona se muera."
Extrañamente la amargura envenena y mata de adentro hacia afuera y prácticamente hace poco daño a la persona hacia quien sientes amargura. Francamente la amargura no paga. No tiene sentido. Es un asesino mortal y silencioso.

Hace poco leí un estudio de los efectos a largo plazo de las emociones negativas como la ira, la frustración y la tristeza entre los adultos mayores. En este estudio los investigadores trataron de documentar el impacto negativo de estos sentimientos y emociones en la salud física de los pacientes. Es interesante que la investigación documentó que la ira, la frustración y la tristeza -especialmente la ira-  le enviará a su médico con más frecuencia y hasta el hospital si no tiene cuidado.

Entonces, ¿qué puede hacer uno con estas heridas, emociones y sentimientos? Jesús tiene una respuesta simple y directa: PERDONAR.

Usted notará que en el texto, Jesús dijo: Cuando oren, perdonen todo lo malo que otra persona les haya hecho. Así Dios, su Padre que está en el cielo, les perdonará a ustedes todos sus pecados.

Jesús describe la imagen de un hombre de pie en el altar listo para ofrecer su oración de fe; luego se acuerda de que "tiene algo” contra otro. Jesús exige que el adorador "lo eche a la basura"; "que perdone la ofensa"; "que cancele la deuda". La palabra que Jesús usó para describir este perdón es "echarlo a la basura."

Recuerde que el salmista en el Salmo 103 escribió de decir perdón de Dios:
[11] Pues su amor inagotable hacia los que le temen es tan inmenso como la altura de los cielos sobre la tierra.
[12] Llevó nuestros pecados tan lejos de nosotros como está el oriente del occidente.
Es apropiado que David haya seleccionado este y el oeste en lugar de norte a sur. Como ustedes saben al mirar el globo de la tierra, se puede ir hacia el norte de Poughkeepsie y poco después de cruzar el polo norte va a comenzar a dirigirse hacia el sur, pero no así con el este (oriente) y el oeste (occidente). Si se inicia en dirección oeste de Poughkeepsie seguirá yendo al oeste y pasará de largo hasta Oregon y seguirá avanzando hasta que de la vuelta al mundo. Sí, seguirá yendo al oeste el resto de su vida. En esencia David dice "Dios envía nuestro pecado tan lejos que nunca regresará." Esa es la norma del perdón. Eso es lo que Dios está buscando de usted y de mí.

A medida que lea este desafío de los labios de nuestro Señor no pase por alto la advertencia en letras bien marcadas. Su Padre en el cielo perdona a medida que usted perdona. Si usted no perdona él no le perdonará. En otras palabras, hay consecuencias muy peligrosas al permitir que la amargura y el resentimiento persistan en su corazón y en su alma.

Por otra parte, existe una gran sanación y esperanza a disposición de aquellos que están listos para perdonar. Hace veinte años Leanne Payne, fundadora de Ministerio Pastoral, escribió un libro sobre la oración de sanación. En su obra clásica, anotó la increíble importancia del perdón en la restauración y la curación del alma. En su libro ella hablaba de "la curación de sus memorias" a través de oraciones de perdón. Otra forma de verlo sería "la curación de su alma" a través del perdón. Ella observó que muchas personas están paralizadas emocional y espiritualmente a causa de las heridas profundas del pasado, especialmente de su infancia; heridas por abuso o negligencia. El perdón es la clave para traer sanidad al alma.

Entonces, ¿cómo puede uno curar sus "memorias" o restaurar su alma a través del perdón? Yo sugeriría que utilice la fórmula del perdón de la Pascua: que usted perdone como Jesús. Así que usted puede preguntar, ¿y cómo perdona Jesús? Vamos a echar un buen vistazo a los acontecimientos que deben estar frescos en nuestra mente.

En primer lugar, cuando Jesús perdona no minimiza ni excusa los pecados de otros. No deja que los pecados de la gente queden como si nada haya pasado ni sugiere que en realidad no han hecho nada mal. No, cuando Jesús perdona él entiende que en el fondo nuestro pecado ha destruido nuestra relación con Él y a su vez con Dios. Nuestro pecado nos ha separado de él y nos está destruyendo de adentro hacia afuera.

Usted ve que nunca va a perdonar a alguien si usted se mantiene excusando a la persona por cómo actuó, o peor aún, si te culpas a tí mismo. Si usted fue abusado o abandonado por sus padres, no fue tu culpa. Si alguien te traicionó o habló mal de tí a tus espaldas, no merecías ser tratado de esa manera. No, perdonar significa enfrentar la naturaleza oscura del pecado contra ti, y reconocer cuán profundamente te ha hecho daño.

En segundo lugar, Jesús voluntariamente optó por pagar por nuestro pecado. Jesús murió en la cruz por nuestros pecados. Él pagó el precio por lo que hicimos mal. Si usted va a perdonar a alguien -usted pagará por su pecado. La verdad es que ya estás pagando por su pecado. Si retienes ese pecado con amargura, vas a seguir pagando una y otra vez. Si perdonas, pagarás el precio una vez y luego experimentarás el poder sanador de la gracia.

En tercer lugar, Jesús no esperó que nosotros hiciéramos las paces con él, él nos perdonó primero. La verdad es que no podemos hacer las paces con él. No podemos hacer que nuestros pecados desaparezcan, y tampoco pueden aquellos que nos han herido y nos han hecho mal. Incluso si vinieran de rodillas arrepentidos y llorando a nuestros pies pidiendo perdón, no haría que el pecado o la ofensa desaparezca. El perdón da el primer paso. Perdonar derrumba la pared y abre una puerta o un camino para la restauración y el amor.

En cuarto lugar, cuando Jesús nos perdonó sucedió en un "tiempo y lugar", sucedió en la cruz. Jesús clavó totalmente en la cruz nuestro pecado. La semana pasada vi algunos clips de nuevo sobre la película de Mel Gibson, "La pasión de Cristo." Yo estaba profundamente conmovido por la escena de apertura cuando Jesús oró en el jardín. Satanás parecía susurrar las palabras: "Nadie puede llevar los pecados del mundo". Estaba equivocado. Jesús lo hizo en ese oscuro viernes por la tarde fuera de las paredes de la ciudad de Jerusalén.

Cuando se me ha herido profundamente a menudo ofrezco a Dios una oración formal de perdón. En mi oración Reconozco mi mal. Confieso lo mucho que me han herido y que no fue mi culpa. A continuación, ofrezco palabras de perdón diciendo: "Padre, voluntariamente los perdono por su pecado, voy a pagar por lo que han hecho, no voy a usarlo en su contra por más tiempo." Cierro mi oración con una oración de bendición a sus vidas -oración para que Dios haga una obra de gracia en ellos.

Este evento "tiempo y lugar" es crítico para mi salud futura. Porque cuando los recuerdos regresan, y ellos vendrán, los llevaré de nuevo a la cruz. Me digo a mí mismo: "Pablo, ya lo has perdonado por ese pecado deja de pensar en ello, dejar de aferrarte a ello." Una vez más, elevo una oración de bendición sobre ellos. Perdonar y olvidar es imposible, aun cuando la Biblia dice que "Dios no recuerda nuestro pecado jamás..." No recordar y olvidar no son la misma cosa. No recordar significa soltar el asunto y tener la intención de no desperdiciar energía al aferrarse a ello.

Por último, Jesús persiguió una relación con los que le habían hecho daño. Jesús se acercó a nosotros. Jesús abrió su corazón para nosotros. Cuando perdonas das el primer paso para llegar a la persona que te ha hecho daño. Trata de restaurar la relación. Sin embargo, permítanme sugerir esta advertencia, si la persona que te ha hecho daño sigue siendo peligrosa para tu salud física, emocional o espiritual, le puedes perdonar sin colocarte en una posición de ser herido una y otra vez. Creo que fijar límites  es sano y a menudo son necesarios en este malvado y decadente mundo en que vivimos.

En resumen, perdonar como Jesús significa:

  1. Llame al pecado, pecado. Es necesario reconocer su dolor y quién es responsable.
  2. Elija pagar el precio.
  3. No espere una disculpa; de el primer paso.
  4. Elija el "tiempo y lugar".
  5. Sea una bendición para la persona que le dañó.

Permítanme terminar con un par de consejos. En primer lugar, el perdón es como una cirugía espiritual. Le va a doler por un tiempo. No confunda el dolor con  la amargura. Puede perdonar y aún sentirse herido, de hecho esto es normal. El perdón no hará que el dolor desaparezca de inmediato, pero iniciará el proceso de sanidad en su vida.

En segundo lugar, el perdón no significa que la persona que le dañó ya se salió con la suya. Jesús le pidió que la perdonara. Es su trabajo ser nuestro defensor y juez. Pablo escribió en Romanos 12:19
No tomen venganza, hermanos míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque está escrito: "Mía es la venganza, yo pagaré," dice el Señor.
Pero no hay que olvidar que si Jesús puede salvarlos sin destruirlos, Él lo hará, al igual que lo salvó a usted.

¿Tiene algún resentimiento hoy? ¿Hay una herida profunda en su corazón y alma que necesita ser sanada? Aprenda del Maestro de Gracia Admirable, perdone, usted nunca se arrepentirá de esta elección de gracia. Se curará su corazón y hará que el mundo sea un lugar mejor.

Hoy, al recordar el milagro de la resurrección, espero que podamos ver la resurrección de nuestro Señor como una jornada hacia el perdón. Sí, Jesús salió con cicatrices, pero por favor que no se nos olvide nunca que las cicatrices son heridas que se han sanado.

Dios quiere que usted y todas sus heridas sanen pronto. Hoy es el día perfecto para empezar.

domingo, 7 de febrero de 2016

Cruz de Valor // Marcos 10:32-34

Había un grupo de soldados que acampaban, de pronto se vieron amenazados por un comando armado que se acercaba a su campamento. El capitán dio órdenes a sus soldados, de que tomaran sus armas y a la cuenta de tres, todos fueran al ataque. "Listos, uno, dos, tres, ¡al ataque!", dijo el capitán, pero nadie se movió de sus lugares. Gritó más fuerte una segunda vez, "uno, dos, tres, ¡al ataque!", pero todos se quedaron paralizados. El capitán comprendió que el problema no eran las órdenes, sino los soldados. Una tercera vez, el capitán, pistola en mano gritó, "uno, dos, tres, ¡al ataque!" pero esta vez él salió corriendo al frente mostrando gran valor. Los soldados al ver que iba sólo todos comenzaron a seguirle para apoyarlo.
De manera similar, Jesús se enfrentaba a un momento muy peligroso en su vida, sus discípulos estaban a punto de presenciar una demostración de gran valor. Dice la Escritura:

[32] Subían rumbo a Jerusalén, y Jesús caminaba delante de ellos. Los discípulos estaban llenos de asombro y la gente que los seguía, abrumada de temor. Jesús tomó a los doce discípulos aparte y, una vez más, comenzó a describir todo lo que estaba por sucederle. [33] "Escuchen, les dijo, subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre será traicionado y entregado a los principales sacerdotes y a los maestros de la ley religiosa. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los romanos. [34] Se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán con un látigo y lo matarán; pero después de tres días, resucitará".

En esta historia Jesús va de camino hacia Jerusalén, subiendo. Jerusalén es una ciudad elevada en la cima de la colina, era el centro del judaísmo, donde estaba el templo de Dios. El templo representaba la presencia de Dios en medio de su pueblo, y Jesús y sus discípulos subían a la ciudad, pero Jesús iba por delante. Jesús iba a la muerte segura, mas sin embargo, él va por delante de ellos, mostrando su valor.
Los discípulos estaban paralizados del asombro, y otros seguidores estaban atemorizados. Jerusalén no era el mejor lugar para ir en esos momentos ya que Jesús ha causado estragos en el sistema religioso y ahora es mal visto por los religiosos en Jerusalén. Los discípulos son llevados aparte y se les describió todo lo que había de suceder a Jesús.

Los sufrimientos de Jesús son inconcebibles para el ser humano el día de hoy. A veces pensamos que sufrimos en la vida, pero el rechazo, la humillación, y el dolor no se comparan a lo que Jesús experimentó. El actor Jim Caviezel, quien interpretó el papel de Jesús en la película de Mel Gibson "La pasión de Cristo", relata su experiencia cuando, por accidente, fué herido con un látigo real durante la filmación de los azotes que le propinaron a Jesús. El actor cuenta lo siguiente:
"Yo tenía detrás de la espalda una placa de metal. Pero un día, uno de los soldados romanos calculó mal y me golpeó con el látigo fuera de la placa. No pude ni gritar. No te sale el aire porque no puedes respirar. Se te contrae el cuerpo, y tienes la impresión de que te ahogas... Unos días después hubo otro fallo y me golpearon todavía más fuerte, dejándome una cicatriz de 30 centímetros, que los maquilladores estudiaron para luego repetirla. Al retorcerme me corté también las manos con las anillas de metal. Y desde entonces ya no pudimos filmar más, porque me encogía y giraba la cabeza cuando íbamos a empezar otra vez."
Fue un evento traumatizante para el actor. Y no se compara con la realidad que experimentó Jesús. El decidió darnos la oportunidad de acercarnos a Dios y tener una relación con El. Esa fue Su misión, y no le importó el costo. Pero, ¿cuál es nuestra misión? ¿cuál es nuestro propósito? El Pastor Bautista Martin Luther King Jr. dijo sabiamente "Si un hombre no ha descubierto algo por lo cual morir, no es apto para vivir." El propósito de Jesús era claro, y estuvo dispuesto a dar su vida por llevarlo a cabo.


Si nosotros decimos ser hijos de Dios, entonces tenemos todos un llamado a cambiar al mundo, pero tenemos que ser valientes, y estar dispuestos a que Dios nos lleve hasta donde El quiera, y que hagamos lo que sea que el nos llame a hacer. Que esa sea nuestra meta en la vida.

domingo, 24 de enero de 2016

Una Cosa // Marcos 10:17-31

Para la mayoría de los mexicanos la familia es lo más importante en la vida, de acuerdo a un estudio reciente. Creo que esto es cierto en toda la comunidad latina. La escuela, el trabajo, el dinero, los amigos, son otras de las cosas que son muy importantes en la vida de la gente. Pero, ¿habrá alguna otra cosa importante de que preocuparse? Mira lo que dice esta historia:
[17] Cuando Jesús estaba por emprender su camino a Jerusalén, un hombre se le acercó corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?"
18 "¿Por qué me llamas bueno?" preguntó Jesús. "Solo Dios es verdaderamente bueno; [19] pero para contestar a tu pregunta, tú conoces los mandamientos: 'No cometas asesinato; no cometas adulterio; no robes; no des falso testimonio; no estafes a nadie; honra a tu padre y a tu madre'".
[20] "Maestro" respondió el hombre, "he obedecido todos esos mandamientos desde que era joven."
[21] Jesús miró al hombre y sintió profundo amor por él. "Hay una cosa que todavía no has hecho", le dijo. "Anda y vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme."
[22] Al oír esto, el hombre puso cara larga y se fue triste porque tenía muchas posesiones.
[23] Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!" [24] Los discípulos quedaron asombrados de sus palabras. Pero Jesús volvió a decir: "Queridos hijos, es muy difícil entrar en el reino de Dios. [25] De hecho, ¡es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios!"
[26] Los discípulos quedaron atónitos. "Entonces, ¿quién podrá ser salvo?" preguntaron.
[27] Jesús los miró fijamente y dijo: "Humanamente hablando, es imposible, pero no para Dios. Con Dios, todo es posible."
La historia comienza con un hombre que llegó corriendo a arrodillarse a los pies de Jesús. Esta es una de las pocas ocasiones en que sucede esto en la vida de Jesús. El hombre se refiere a Jesús como maestro y como bueno. Es un buen toque de respeto y de adulación al que al principio Jesús parece reaccionar de manera abrupta, sin embargo pareciera que Jesús quiere que el hombre reconozca no solo la calidad intelectual de Jesús sino también su naturaleza divina.
El hombre preguntó lo que tenía que hacer para tener vida eterna. Es una pregunta válida, pero que es común en las personas que les va bien en la vida. Generalmente los que sufren en la vida, los que batallan día con día, los que apenas pueden salir adelante en medio de la opresión y el abuso, ellos generalmente no desean extender su vida para siempre, sino que tienen la esperanza de que un día el sufrimiento terminará y todo estará bien en el más allá. Pero aquellos que lo tienen todo en la vida, poder, riqueza, ellos quisieran que eso les durara para siempre. Note que el hombre no está preguntando como ir al cielo, o como asegurar un lugar con Dios en el más allá, el hombre quiere tener vida para siempre.
Jesús le dijo que cumpliera con los mandamientos, pero es curioso que Jesús le mencionó solo algunos de los mandamientos, aquellos que tienen que ver con la relación entre el hombre y la comunidad: no cometas asesinato, no cometas adulterio, no robes, etc. Jesús omite los mandamientos que se refieren a la relación entre el hombre y Dios: no tendrás dioses ajenos delante de mí, no tomarás el nombre de Dios en vano, etc. Una posibilidad es que Jesús, siendo el Hijo de Dios, sabía perfectamente la condición de la relación entre este hombre y Dios.

Pero Jesús dice, solo te falta una cosa: "vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme". A primera vista las instrucciones incluyen tres pasos, en los cuales Jesús demuestra su cuidado hacia los pobres y su amor hacia el hombre al invitarlo a ser un seguidor de él. Pero el hombre responde de manera negativa. Se va. Triste. El hombre era poseído por sus posesiones.
Personalmente pienso que cualquiera que no esté listo para poner en Jesús en primer lugar, no está listo para ser Su discípulo. Las prioridades de este hombre estaban mal. Y eso le costó el ser discípulo de Jesús. ¿Qué hubiera pasado si el hombre hubiera hecho lo que Jesús pidió de él? Tal vez tuviéramos grandes historias y testimonios acerca de él en la Biblia. Pero el decidió por aquello que era menos importante.

Jesús aprovecha para enseñar a sus discípulos. Les dice, que es casi imposible que un hombre rico entre en el Reino de Dios. Y agrega que, de hecho, para cualquiera es muy difícil entrar en el Reino de Dios.  Los discípulos se asombraron y sintieron que, entonces, nadie podría ser salvo, sería imposible. No hay nada que hacer. Es literalmente imposible para todos nosotros ser salvos. Pero aquí Jesús declara una de las enseñanzas más grandes en la Biblia, una doctrina importantísima en el Cristianismo. La premisa es la siguiente: no hay nada que el hombre pueda hacer para ser salvo, es imposible, pero para Dios no hay nada imposible. Solo por el favor inmerecido de Dios, nosotros podemos ser salvos.

Muchas veces hemos visto a personas usar este versículo para decir que no hay nada imposible para Dios y que Dios puede hacer milagros en tu vida y darte lo que necesitas. Aunque ciertamente Dios puede hacerlo, este versículo de da en el contexto de la salvación. Hay muchos versículos para apoyar la omnipotencia de Dios, pero este versículo nos dice específicamente que Dios puede salvar a quien sea. Nosotros podremos conocer a la persona más corrupta, más mentirosa, más hiriente, imposible que sea salva, pero con Dios no hay nada imposible.

Al haber visto a un hombre rechazar a Jesús a cambio de sus posesiones, Pedro trata de explicarle a Jesús que ellos sí lo han dejado todo para seguir a Jesús. La historia continua así:
[28] Entonces Pedro comenzó a hablar. "Nosotros hemos dejado todo para seguirte", dijo.
[29] "Así es", respondió Jesús, "y les aseguro que todo el que haya dejado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o bienes por mi causa y por la Buena Noticia [30] recibirá ahora a cambio cien veces más el número de casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y bienes, junto con persecución; y en el mundo que vendrá, esa persona tendrá la vida eterna. [31] Pero muchos que ahora son los más importantes en ese día serán los menos importantes, y aquellos que ahora parecen menos importantes en ese día serán los más importantes.
Cuando Pedro habla declarando lo que ellos han dejado todo para seguirlo, Jesús responde asegurando que ellos recibirán ahora mismo cien veces más lo que han dejado por El. Podemos vernos tentados a interpretar esto de manera literal, pero dudo que Jesús haya querido dar una cantidad exacta, pienso que es algo simbólico de mucho más de la cantidad original. Tal vez no necesitemos 100 padres, o 300 hermanas. Pero tenemos la garantía de tener muchos.

Mi esposa y yo nos hemos mudado de ciudad en varias ocasiones y hemos dejado a nuestros padres, amigos, hermanos. Y cada vez hemos buscado de inmediato una iglesia a la cual asistir. En cada congregación a la que hemos asistido hemos encontrado a gente que se preocupa por nosotros, que cuida de nosotros, y aunque extrañamos a nuestros familiares, ha habido muchos otros que han hecho el papel de padres o hermanos. Es un fenómeno impresionante. Pienso que uno de los beneficios de ser un seguidor de Cristo es que tenemos acceso a familiares en la familia de Cristo, y nos preocupamos los unos por los otros, como una gran familia. Pero también hay un riesgo inminente de persecución, especialmente para los seguidores de Jesús en el primer siglo.

Antes de que la historia termine, Jesús reafirma uno de los principios de liderazgo que estableció unos párrafos atrás en el mismo capítulo: el liderazgo de siervo, donde Jesús invierte los papeles. Los que parecen ser menos importantes, serán los más importantes.

El reto para todos nosotros en esta historia es analizar nuestras prioridades y asegurarnos de que estamos a dar el todo por el todo por seguir a Jesús. Dios no quiere nuestro dinero, Dios quiere ser el número uno en nuestras vidas. Cuando Dios es el primero, tenemos la seguridad de que nunca estaremos solos en los momentos difíciles en la vida, Jesús estará a nuestro lado, dándonos la mano. Pero debemos pensar también que Dios nos puede usar a nosotros para darle la mano a alguien más. Mi oración es que todos estemos alertas para poder ver con los ojos de Jesús y extender la mano a nuestro prójimo, y que se pueda manifestar el amor transformador y salvador de Cristo Jesús. Amén.