jueves, 11 de abril de 2013

¿Me amas? // Juan 21:17

Érase una vez, un joven llamado Rey. El estaba enamorado de Erica. Erica estaba en la preparatoria y tenía unos ojos hermosos, cabello largo, color dorado. Rey era un muchacho común y corriente, bien portado, respetuoso; pero era un poco tímido. Y aunque siempre se sienta detrás de Erica en todas las clases, nunca le dice nada.
Un día en la clase de educación física, mientras estaban en el campo deportivo, el alcanzó a escuchar que Erica le decía a sus amigas que a ella le gustaba Rey. El todo contento al terminar la clase regresa al salón y se sienta detrás de ella, como siempre, todo emocionado por esta muchacha.  Pero no podía esperar ni un momento mas, la clase estaba por empezar, y le dice, “Necesito decirte algo”. Ella responde,  “Bueno, pues vas a tener que esperarte hasta que se acabe la clase. ¿Puedes?” El dice, “supongo que si puedo esperar”, pero inmediatamente corrigió y dijo, “¿sabes qué? no puedo; honestamente, no puedo esperar, necesito preguntarte algo”. “Esta bién”, respondió, “puedes decirme”. (a estas alturas ya había empezado la clase) El entonces le dice “Si te pido que seas mi novia, ¿me dirías que si?” Y entonces gobernó el silencio por cerca de 15 minutos, ni una palabra, estaban en clase. Entonces ella se voltea y le dice “Rey, estaba esperando que un día me lo pidieras”, “¿eso quiere decir que si?”, dijo Rey, “claro tontito, es un si” asintió Erica. Y desde ese momento los dos comían juntos, pasaban tiempo juntos, caminaban juntos, y platicaban en confianza acerca del futuro y de la vida.
Paso un año y pocos meses, cuando Rey fue llamado a servir en la guerra. Fue llamado a defender a su país. Antes de que tuviera que irse, los dos platicaron. El dijo “te prometo que regresaré, te amo”, y ella le prometió fidelidad, si regresaba ella estaría esperándolo. Pues se fue, y mientras estaban separados, el defendiendo a su país, el enemigo llego al pueblo donde vivía Erica, y sometieron a las familias que ahí vivían, y le dieron a Erica un ultimátum: O tienes relaciones con los soldados o te mueres. La dejaron con la opción de prostituirse o morir. Vivir en vergüenza o morir. Ella escogió vivir.
Un año y meses mas adelante, después de tanto abuso, un grupo de soldados de las fuerzas aliadas llegó al pueblo donde vivía Erica, y aniquilaron por completo al enemigo. Ella fue librada de tanto abuso. Sin embargo, al novio le llegaron noticias, y así se entero de lo que había sucedido. A los pocos días la guerra terminó; el regresó al pueblo y empezó a buscarla. Cuando la encontró, fue y la abrazó. Abrazados, lloraron, y le preguntó, “aun me amas a pesar de lo que pasó”, ella respondió “si”. El preguntó todavía con el mal sabor de boca de la traición, aun que no había sido traición, se sintió como si lo hubiera sido. Y cuando ella respondió, lo hizo sintiéndose sucia. Entonces el preguntó nuevamente, “Erica, ¿aun me amas? ¿Estás segura?”  Ella contestó, “si te amo”. “Pues cásate conmigo! Dejemos este pueblo y hagamos una vida juntos; casémonos y olvidémonos del pasado”.
Pues así lo hicieron, se lanzaron a la aventura, se casaron, recibieron consejería y terapia para resolver sus problemas. Estuvieron juntos por mucho tiempo, con problemas pero juntos, con malos recuerdos pero juntos. Y la historia cuenta que vivieron felices por siempre jamás aun a pesar de las dificultades.

Hoy, esta historia es como una parábola en relación al un texto en las Escrituras, porque algunos de nosotros todavía estamos lidiando con cuestiones de amor. Lo que sucede es que algunos de nosotros nos enamoramos de Dios, nosotros teníamos conversaciones íntimas con El, conocíamos sus gustos, sabíamos hasta lo que pensaba, teníamos una relación íntima con El. Pero de alguna manera, cuando estábamos juntos algo nos separó de El; algo sucedió y ahora El está alejado, ¿o acaso seré yo el que está alejado? Lo que sea que haya sucedido, sabemos que tenemos que tomar una decisión, porque cuando El regrese y me pregunte si aun lo amo, ¿qué le voy a decir? Lo traicioné, sabia exactamente lo que El quería que hiciera, y decidí vivir a mi manera. Si El me pregunta, “¿me sigues amando?” ¿Qué voy a contestar?

El evangelio según San Juan nos cuenta la historia del encuentro entre Pedro y Jesús. Jesús le hace la misma pregunta a Pedro. San Juan escribe lo siguiente

“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Pedro se puso triste porque Jesús le había preguntado ya tres veces si lo amaba. Entonces Pedro le dijo:
Señor, tú lo sabes todo. Sabes que te amo.
Jesús le dijo:
Cuida a mis ovejas.” - PDT

La pregunta es, “¿me amas?” Es una pregunta que nos invita a reconsiderar nuestro estado actual. Es una pregunta que te invita a considerar tu propio estatus. La pregunta de Jesús esta basada en el estatus de Pedro. Si leemos el texto del capítulo nos daremos cuenta que todo esto ocurre después de que Pedro negara a Jesús no una, ni dos, sino tres veces, antes de que Jesús estuviera caminando hacia la cruz. Era traición total y absoluta; y después de que Jesús muriera en la cruz, la relación entre El y Pedro estaba algo cortada. Lo que estaría sucediendo internamente entre los dos no lo sabemos; sin embargo, llego el tiempo en el que ellos estuvieron frente a frente, se habían reencontrado, estaban pescando juntos. Pedro había regresado a pescar, y por eso es una pregunta que te invita a reconsiderar lo que estas haciendo actualmente. Considera lo que estas haciendo. De pescador, ¿a que cosa?

¿Me amas? Es una pregunta que te exige ser un pastor. Es una pregunta que quizás te reta a cambiar de pescador a pastor. Es una pregunta tal, que al responder Pedro, Jesús le pide que alimente a sus ovejas. Alimentar a las ovejas puede ser sencillo; Pedro sabia lo que hacia un pastor, y el alimentar a ovejas era podía ser fácil. Sin embargo, cuando le dice “cuida a mis ovejas”, ya la cuestión es diferente, porque como pastor uno tendría que estar dispuesto a dar la vida por las ovejas. No es lo mismo que mi amiga me pida que le cuide a su bebé por unas dos horas, a que me pida que le cuide a su bebé por diez años mientras ella regresa. Es muy diferente porque involucra paternidad, involucra criar a un niño, alimentarlo, sabiendo que un día ella va a regresar por lo que le pertenece. Es una cuestión que nos demanda ser pastores.

¿Me amas? Es también una pregunta que requiere que lo sigas. Es una pregunta que involucra discipulado. Si usted continua leyendo la historia notara que al final de la conversación, Jesús le dice a Pedro “tienes que seguirme”. Involucra discipulado y un compromiso. En estos días, ser un pastor comprometido no es nada fácil. Hemos visto sufrir al pastor Rick Warren por el suicidio de su hijo, he visto a un pastor amigo mío en Chihuahua que sufrió extorsión por el supuesto secuestro de su esposa, a uno de nuestros compañeros aquí en el seminario se le quemó la casa hace unos días y perdió todo lo que tenia. Entonces la pregunta aquí seria, ¿estamos realmente comprometidos? ¿Somos pastores realmente comprometidos?

Si tu, como siervo de Jesucristo, le has fallado, incluso gravemente, aun hay esperanza el día de hoy. Porque Jesús te esta buscando, quiere encontrarte y confrontarte, es la verdad, quiere confrontarte y preguntarte, “¿me amas?” El quiere saber si todavía estas comprometido con El, si todavía le eres fiel. El esta dispuesto a decir “olvidemos el pasado; juntos podemos salir adelante”. El quiere volver a tener esa relación tan profunda, íntima, contigo. Tal vez no estamos haciendo lo que el nos pidió que hiciéramos, y esta es una llamada de atención: ¿Me amas?
Si es así: ¿Me seguirás?
¿Lo harás?

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Predicación en Inglés subtitulada en Español: