domingo, 13 de febrero de 2011

La Suave y Quieta Voz // Marcos 1:35-39

Buscando por el Internet acerca de las tareas de los ministros y pastores, encontré un artículo que dice así:

El Pastor Perfecto
  • El pastor perfecto predica exactamente 10 minutos.
  • El predica y condena rotundamente el pecado pero nunca hiere los sentimientos de nadie.
  • Él tiene 29 años y tiene 40 años de experiencia.
  • El pastor perfecto tiene un ardiente deseo de trabajar con los jóvenes, y pasa la mayor parte de su tiempo con los adultos mayores.
  • Sonríe todo el tiempo con una cara seria

Obviamente, esto es una broma creada por pastores que trataban de complacer a la gente. Muchos pastores hoy caen en la trampa de ser “complace-gentes”. Este es un error muy común en los predicadores jóvenes como tal vez alguien que usted conozca, o incluso usted, o yo. El problema con complacer a la gente es que es un círculo vicioso, que nunca le dejará satisfecho ni a usted ni a la gente. Marcos, en la historia de hoy, nos dice cómo Jesús manejó una situación similar.

Recordemos... Jesús acaba de realizar un par de milagros, echo fuera a un demonio y sanó a la suegra de Pedro, y toda la ciudad se reunió a la puerta. Para esto, Jesús ya era muy famoso, estaban pasa do cosas buenas. ¿Puede usted imaginarse a Pedro y a Andrés todos entusiasmados por tener a Jesús como amigo? Era como tener una pijamada con una celebridad. Veamos lo que sucedió a la mañana siguiente de acuerdo a lo que nos dice Marcos:

"[35] En la madrugada, Jesús se levantó y fue a un lugar solitario para orar. [36] Más tarde, Simón y sus compañeros salieron a buscarlo. [37] Cuando lo encontraron, le dijeron:
—Todos te andan buscando.
[38] Pero Jesús les dijo:
—Vamos a otros pueblos cercanos. También allí debo anunciar estas buenas noticias, pues para eso vine al mundo.
[39] Jesús recorrió toda la región de Galilea anunciando las buenas noticias en las sinagogas de cada pueblo, y expulsando a los demonios." Marcos 1:35-39 (TLA).

En esencia, todo el pueblo estaba emocionado por Jesús y al día siguiente antes que el sol saliera, Jesús se escapó a un lugar solitario. Esto puede parecer extraño, pero recordemos que Jesús hasta ahora ha ido dos veces a lugares solitarios: la primera vez fue cuando se vio impulsado por el Espíritu Santo al desierto para tener un encuentro cara a cara con el enemigo, y esta segunda vez es conducido al desierto... por el peligro de la popularidad.

Para muchos de nosotros no representa un peligro lo que hacemos en tiempos de adversidad, sino lo que hacemos en los tiempos buenos. Hay una tentación sutil en los tiempos buenos y en la popularidad. Jesús fue lo suficientemente inteligente como para detectar la sutil presión de la popularidad. Así que se fue a un lugar privado para orar: no sabemos lo que Él oró con exactitud. Pero, recuerda como Jesús enseñó a sus discípulos a orar? Tal vez Jesús quería reafirmar su compromiso con el Padre diciéndole: hagase Tu voluntad, yo sólo haré lo que Tu quieras que yo haga, yo sólo seré lo que Tu quieras que sea.

Si nos ponemos a pensar por un momento, un huracán es algo similar a lo que Jesús experimentó aquí...

La gente estaba emocionada por Él, tenían expectativas muy altas: era el centro de la atención de todos. Y en medio de todo esto se encontró un lugar tranquilo (el ojo de la tormenta). Se dice que el ojo de la tormenta es el lugar más tranquilo en la tormenta: incluso dicen que se pueden ver claramente las estrellas por la noche. Fue allí, en la soledad, donde Jesús podía oír la voz de su Padre.

La historia continúa y Pedro y sus compañeros comenzaron a buscar a Jesús, y cuando lo encontraron le dijeron: "todo mundo te está buscando!" En el griego, la palabra que se usa de hecho significa que estaban cazando a Jesús. Es probable que Pedro y sus compañeros estaban pensando: "¿Que tiene en la cabeza Jesús, que no entiende que todo el mundo lo está buscando? ¿No entiende que este es su gran momento? ¿Qué le pasa? "

Entonces para rematar Jesús les dice: "Vamonos a otro lugar". Conociendo a Pedro esto tuvo que hacerlo explotar: "¿Qué? ¿Es en serio? Todo el mundo te busca, te están esperando!". Entonces Jesús le dice que quiere ir a las aldeas cercanas para poder predicar allí también. Pero nótese la frase "Para eso vine al mundo".

Cuando Jesús se fue al lugar solitario, fue para hacer una pregunta: "¿Para qué estoy aquí? ¿Cuál es el propósito de mi vida? Estoy aquí para complacer a estas personas? Estoy aquí para ser famoso?". Así que cuando Jesús estaba en la presencia de Su Padre, Él le recordó cual era su propósito: predicar el Reino de Dios.

Hay algo especial en tener un tiempo devocional con Dios en un lugar solitario. Podemos verlo en la historia de Elías, cuando huía de Jezabel, la reina malvada, cuando Dios le habló con una voz suave y silenciosa (1 Reyes 19:11-13).

Usted y yo necesitamos encontrar un lugar tranquilo, necesitamos orar. Tenemos que buscar el rostro de Dios para que nos pueda contestar el "¿por qué estamos aquí?". Él quiere guiarnos a través de su perfecta voluntad.

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