Buscando
por el Internet acerca de las tareas de los ministros y pastores,
encontré un artículo que dice así:
El Pastor Perfecto
- El pastor perfecto predica exactamente 10 minutos.
- El predica y condena rotundamente el pecado pero nunca hiere los sentimientos de nadie.
- Él tiene 29 años y tiene 40 años de experiencia.
- El pastor perfecto tiene un ardiente deseo de trabajar con los jóvenes, y pasa la mayor parte de su tiempo con los adultos mayores.
- Sonríe todo el tiempo con una cara seria
Obviamente,
esto es una broma creada por pastores que trataban de complacer a la
gente. Muchos pastores hoy caen en la trampa de ser
“complace-gentes”. Este es un error muy común en los
predicadores jóvenes como tal vez alguien que usted conozca, o
incluso usted, o yo. El problema con complacer a la gente es que es
un círculo vicioso, que nunca le dejará satisfecho ni a usted ni a
la gente. Marcos, en la historia de hoy, nos dice cómo Jesús manejó
una situación similar.
Recordemos...
Jesús acaba de realizar un par de milagros, echo fuera a un demonio
y sanó a la suegra de Pedro, y toda la ciudad se reunió a la
puerta. Para esto, Jesús ya era muy famoso, estaban pasa do cosas
buenas. ¿Puede usted imaginarse a Pedro y a Andrés todos
entusiasmados por tener a Jesús como amigo? Era como tener una
pijamada con una celebridad. Veamos lo que sucedió a la mañana
siguiente de acuerdo a lo que nos dice Marcos:
"[35] En la madrugada, Jesús se levantó y fue a un lugar solitario para orar. [36] Más tarde, Simón y sus compañeros salieron a buscarlo. [37] Cuando lo encontraron, le dijeron:—Todos te andan buscando.[38] Pero Jesús les dijo:—Vamos a otros pueblos cercanos. También allí debo anunciar estas buenas noticias, pues para eso vine al mundo.
[39] Jesús recorrió toda la región de Galilea anunciando las buenas noticias en las sinagogas de cada pueblo, y expulsando a los demonios." Marcos 1:35-39 (TLA).
En
esencia, todo el pueblo estaba emocionado por Jesús y al día
siguiente antes que el sol saliera, Jesús se escapó a un lugar
solitario. Esto puede parecer extraño, pero recordemos que Jesús
hasta ahora ha ido dos veces a lugares solitarios: la primera vez fue
cuando se vio impulsado por el Espíritu Santo al desierto para tener
un encuentro cara a cara con el enemigo, y esta segunda vez es
conducido al desierto... por el
peligro de la popularidad.
Para
muchos de nosotros no representa un peligro lo que hacemos en tiempos
de adversidad, sino lo que hacemos en los tiempos buenos. Hay una
tentación sutil en los tiempos buenos y en la popularidad. Jesús
fue lo suficientemente inteligente como para detectar la sutil
presión de la popularidad. Así que se fue
a un lugar privado para orar:
no sabemos lo que Él oró con exactitud. Pero, recuerda como Jesús
enseñó a sus discípulos a orar? Tal vez Jesús quería reafirmar
su compromiso con el Padre diciéndole: hagase Tu voluntad, yo sólo
haré lo que Tu quieras que yo haga, yo sólo seré lo que Tu quieras
que sea.
Si
nos ponemos a pensar por un momento, un huracán es algo similar a lo
que Jesús experimentó aquí...
La gente estaba emocionada por Él,
tenían expectativas muy altas: era el centro de la atención de
todos. Y en medio de todo esto se encontró un lugar tranquilo (el
ojo de la tormenta). Se dice que el ojo de la tormenta es el lugar
más tranquilo en la tormenta: incluso dicen que se pueden ver
claramente las estrellas por la noche. Fue allí, en la soledad,
donde Jesús podía oír la voz de su Padre.
La
historia continúa y Pedro y sus compañeros comenzaron a buscar a
Jesús, y cuando lo encontraron le dijeron: "todo mundo te está
buscando!" En el griego, la palabra que se usa de hecho
significa que estaban cazando a Jesús. Es probable que Pedro y sus
compañeros estaban pensando: "¿Que tiene en la cabeza Jesús,
que no entiende que todo el mundo lo está buscando? ¿No entiende
que este es su gran momento? ¿Qué le pasa? "
Entonces
para rematar Jesús les dice: "Vamonos a otro lugar".
Conociendo a Pedro esto tuvo que hacerlo explotar: "¿Qué? ¿Es
en serio? Todo el mundo te busca, te están esperando!".
Entonces Jesús le dice que quiere ir a las aldeas cercanas para
poder predicar allí también. Pero nótese la frase "Para
eso vine al mundo".
Cuando
Jesús se fue al lugar solitario, fue para hacer una pregunta: "¿Para
qué estoy aquí? ¿Cuál es el propósito de mi vida? Estoy aquí
para complacer a estas personas? Estoy aquí para ser famoso?".
Así que cuando Jesús estaba en la presencia de Su Padre, Él le
recordó cual era su propósito: predicar el Reino de Dios.
Hay
algo especial en tener un tiempo devocional con Dios en un lugar
solitario. Podemos verlo en la historia de Elías, cuando huía de
Jezabel, la reina malvada, cuando Dios le habló con una voz suave y
silenciosa (1 Reyes 19:11-13).
Usted
y yo necesitamos encontrar un lugar tranquilo, necesitamos orar.
Tenemos que buscar el rostro de Dios para que nos pueda contestar el
"¿por qué estamos aquí?". Él quiere guiarnos a través
de su perfecta voluntad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario