sábado, 26 de mayo de 2012

Marchando Hacia Adelante // Marcos 6:12-31


Uno libro “betst seller”, la Biblia, contiene la siguiente historia:
[12] Los discípulos partieron de allí y comenzaron a decirle a la gente que dejara de pecar y se volviera a Dios. [13] También expulsaron muchos demonios y sanaron a muchos enfermos frotándoles aceite de oliva.
[14] Jesús era tan conocido que hasta el rey Herodes Antipas oyó hablar de él. Algunos decían que Jesús era Juan el Bautista, que había vuelto a vivir y hacía muchos milagros. [15] Otros decían que era el profeta Elías, o alguno de los profetas que habían vivido hacía mucho tiempo.
[16] Cuando el rey Herodes oyó hablar de Jesús, estaba seguro de que se trataba de Juan, y decía: “Jesús es Juan. Yo mismo ordené que le cortaran la cabeza, pero ha resucitado.”
[17-19] Resulta que Herodes Antipas se había casado con Herodías, la esposa de su hermano Filipo, y Juan lo había reprendido, diciéndole: “No te está permitido tener a la esposa de tu hermano.”
Esto enfureció a Herodías, la cual decidió hacer todo lo posible para matar a Juan. Pero Herodes sólo mandó que lo arrestaran y lo metieran en la cárcel. [20] Herodes le tenía miedo a Juan y lo protegía, porque sabía que Juan era un hombre justo y santo. Y aunque Herodes no sabía qué hacer cuando lo oía hablar, lo escuchaba de buena gana.
[21] El día de su cumpleaños, el rey Herodes Antipas organizó una gran fiesta. Invitó a los jefes, a los comandantes y a la gente más importante de la región de Galilea. Herodías vio que ésa era su gran oportunidad para matar a Juan. [22] Mientras cenaban, la hija de Herodías entró al salón y bailó delante de todos. Tanto le gustó el baile al rey Herodes y a todos los que estaban allí, que el rey le dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré. [23] Aun si me pides la mitad de mi reino, te juro que te lo daré.
[24] La muchacha salió del salón, fue a donde estaba Herodías, su madre, y le preguntó: ¿Qué podría pedir? Herodías le respondió: Pide la cabeza de Juan el Bautista.
[25] La muchacha entró de prisa al salón y le dijo al rey: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.
[26] El rey se puso muy triste, pero no quiso negarle a la muchacha lo que pedía, porque se lo había jurado delante de sus invitados. [27] Enseguida ordenó a un soldado que le trajera la cabeza de Juan. El soldado fue a la cárcel, le cortó a Juan la cabeza [28] y se la llevó en un plato a la muchacha. Después, ella se la entregó a su madre.
[29] Cuando los discípulos de Juan supieron esto, fueron a recoger el cuerpo de Juan y lo enterraron.
[30] Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. [31] Pero eran tantos los que iban y venían, que ni tiempo tenían para comer. Entonces Jesús les dijo: “Vengan, vamos a un lugar tranquilo para descansar a solas.” - Marcos 6:12-31 (TLA)

La historia de hoy presenta un caso bastante trágico y doloroso para “Juan el Bautista” y sus seguidores. Juan era un predicador al que no le daba miedo decir las cosas y al final eso le costo su misma vida. En ultima instancia Juan estaba simplemente siguiendo órdenes “de arriba”. Es claro que Juan tenia una visión y un propósito y un Dios al cual seguir. Para Juan era claro que Dios espera resultados de sus discípulos, y Juan siendo uno de ellos, deseaba cumplir con su misión.

Pero que resultados espera Dios de sus discípulos? Basados en esta historia solamente podríamos decir que Dios espera que sus discípulos le hablen a otros acerca de un cambio. Al principio de la historia podemos ver claramente que los discípulos de Jesús le decían a la gente que cambiaran su vida y que volvieran a Dios, aquel Dios que sus padres habían adorado, aquel Dios que desde chicos habían escuchado. En esencia, los discípulos hablaban de un cambio de rumbo en sus vidas, un cambio de dirección radical. Ese cambio de dirección debería apuntar “hacia arriba”, hacia Dios. En Dios la gente encontraría paz, seguridad, y sanidad para sus almas.

Es como cuando un padre le dice a un chico como andar en bicicleta; el padre lo lleva a un parque, y el chico tiene la libertad de andar por donde el quiera, pero si el chico sigue la dirección del padre, el chico va a andar por caminos seguros y tranquilos sabiendo que si se cae, el padre esta cerca para levantarle; de lo contrario si el chico se va por otro rumbo y se aleja del padre, las desventajas incluyen, inseguridad, falta de dirección, y un sentimiento de falsa autosuficiencia. Si nosotros seguimos la dirección de Dios y nuestro rumbo es el rumbo indicado por Dios, tendremos la garantía de paz y seguridad de que si nos pasa algo, el estará cerca para atendernos.

No solamente Dios espera que sus discípulos le hablen a otros sobre un cambio de rumbo en sus vidas, sino que también Dios espera que sus discípulos digan siempre la verdad. En el caso de Juan el Bautista, el decir la verdad le costo muy caro. El problema fue que en aquellos tiempos el rey Herodes tuvo dos hijos: Herodes Antipas y Herodes Filipo; Filipo tenia una esposa que se llamaba Herodías, y cuando H. Antipas viajo a Roma le gusto la esposa de su hermano y se la trajo a la provincia que gobernaba en la región de Galilea, y la hizo su esposa. Y como H. Antipas era el gobernador, nadie le decía nada al respecto, excepto por Juan el Bautista. Juan llego un día y le dijo que era ilegal su matrimonio, no debería tener por mujer a la esposa de su hermano. Y por supuesto que a Herodías no le gusto nada que Juan dijera eso, y H. Antipas metió a Juan a la cárcel; simplemente por decir la verdad. Después en una fiesta de cumpleaños de H. Antipas, su hija bailo para el enfrente de la familia y los invitados; a H. Antipas le gusto el bailecito y le dijo “pídeme lo que quieras”, como la joven consentida lo tenia todo, no sabia que pedir y fue con su madre a pedirle consejo, y ella le dijo que pidiera la cabeza de Juan, y así sucedió. H. Antipas, tuvo que cumplir su palabra porque si no quedaría mal frente a sus invitados. El problema es que a H. Antipas le causo tristeza el hecho de asesinar a Juan; la tristeza era debido a que el sabia que Juan era un hombre justo y santo.

Cuando un presidente o gobernador contrata o selecciona a los que van a trabajar con el, generalmente nunca contrata a personas que le sigan el rollo, o que nunca le cuestionen sus acciones, porque sabe que este tipo de gente le va a llevar al fracaso en su gobierno. Los gobernantes siempre prefieren estar rodeados de personas que sean sinceros con el y que siempre le digan la verdad por muy dura que esta parezca. Lamentablemente en nuestros días ya casi no hay gente así. Juan el Bautista era uno de ellos y por eso H. Antipas lo respetaba mucho y nunca lo hubiera querido matar, al contrario, le gustaba platicar con el aunque solo fuera para que lo reprendiera.  Nosotros de igual manera debemos buscar el decir siempre la verdad; el hacerlo no solo nos dara el respeto de nuestros dirigenetes o jefes, sino tambien de nuestros empleados o subordinados, y mayormente la propia familia nos tendra en gran estima al ser personas ejemplares que cumplen la expectativa del discípulo de Jesús.

Ciertamente Dios demanda que sus discípulos siempre digan la verdad, pero también Dios espera que sus discípulos descansen con el. Al final de la historia, se nos dice que los discípulos de Jesús estaban predicando, sanando, estaban bastante ocupados al grado de que ya ni tenían tiempo de comer. Fue entonces que Jesús les llamo para que juntos fueran a descansar a un lugar tranquilo. El llamado de Jesús hacia sus discípulos era también un llamado a hacer una pausa y nutrirse en su relación de amistad; Jesús quería que tuvieran un momento en el que pudieran convivir un poco y descansar. El descanso es bueno, pero el descanso en convivencia con Dios es mucho mejor.

Cuando nos sintamos cansados al hacer lo que debemos hacer como discípulos de Jesús, siempre podemos venir y descansar junto con el; el se hará cargo de todo; podremos conocerle mejor en la solitud de nuestra vida cotidiana al hacer una pausa de descanso. Le invito que en el próximo día festivo que usted tenga, descanse, y le pida a Dios que esté junto con usted y que le muestre más acerca de El, de como es, y que le abra los ojos para que vea las muchas bendiciones que le ha dado. Pero no se le olvide que al terminar su descanso, hay que seguir marchando hacia adelante como buen discípulo de Jesús.

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